Francisco Treviño Aguirre

Los desafíos a los que se enfrenta el mundo por el cambio climático y los cambios relacionados en el panorama energético mundial derivados del incremento de las energías renovables y los nuevos patrones de consumo de energía, son por todos bien conocidos. Tanto los inversionistas como la sociedad en general de todo el mundo están tomando conciencia de los costos sociales y financieros. Los países con grandes reservas de combustibles fósiles y dependientes de estos recursos, son continuamente expuestos a esta transición económica mundial, ya que su economía y su infraestructura se basan en un modelo que disminuirá gradualmente. Al mismo tiempo, el optimismo y, fundamentalmente, la inversión en desarrollo sostenible, energías renovables y diversificación económica continúan creciendo. Con el daño irreversible al medio ambiente, se deben de continuar realizando acciones para asegurar que vamos por el camino correcto y que las economías de todo el mundo estén preparadas para este cambio.

La era predominante del petróleo y el gas está llegando lentamente a su fin. Probablemente no será el dramático colapso que se pronosticó hace 40 años, pero seguramente afectará a aquellos que no están preparados. A medida que el aumento de las energías renovables y los cambios en los patrones de su uso cambian el panorama energético global a un ritmo vertiginoso, el riesgo para las economías que dependen de los ingresos de combustibles fósiles sigue aumentando. Sin un mapa de ruta de transición energética, estas naciones podrían quedar varadas con recursos naturales, infraestructura, instituciones y capital humano totalmente inadecuados para un nuevo mundo en el que las energías renovables, las redes inteligentes y los vehículos eléctricos autónomos impulsen el crecimiento global. Esta es una era de cambio transformacional. La Cuarta Revolución Industrial promete fusionar los mundos físico, digital y biológico, presentando oportunidades para un crecimiento extraordinario y mejores niveles de vida, acompañados de grandes disrupciones.

Esta revolución tecnológica también está provocando una revolución en ciudades inteligentes y las energías renovables y su eficiencia. Estas innovaciones están creando el camino para un futuro más sostenible e inclusivo para quienes tienen la capacidad de aprovechar el cambio, al tiempo que crean cada vez más incertidumbre para quienes no desean o no pueden adaptarse. Sin embargo, los cambios transformacionales no vienen solo del exterior. Los gobiernos y las sociedades pueden elegir su destino a través de desarrollar acciones de manera conjunta. Se debe de crear una sinergia entre todos los recursos disponibles, incluida la coordinación entre la política económica y las actividades empresariales.

Como lo comentó en alguna ocasión Ahmed Zaki Yamani, Ministro de Petróleo y Recursos Naturales de Arabia Saudita: “la era de piedra no se terminó por falta de piedras, así la era del petróleo terminará, pero no por falta de petróleo”.

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