Francisco Treviño Aguirre

A nivel mundial, la adopción de vehículos eléctricos se está acelerando, lo que es fundamental para reducir las emisiones de carbono (y la contaminación del aire local) y así cumplir con los objetivos climáticos globales, considerando que el transporte contribuye con la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero en la mayoría de los países industrializados.

Sin embargo, sin políticas enfocadas a las familias de ingresos bajos a moderados, se corre el riesgo de excluir a muchas de las comunidades que se beneficiarán más de esta transición. Además de subsidiar el costo de los vehículos eléctricos personales para hacerlos más accesibles a las comunidades de bajos ingresos, también es posible crear programas específicos de movilidad eléctrica para estas comunidades, aprovechando las tecnologías de transporte mejoradas y los modelos de negocios innovadores.

Lo que hemos aprendido es que las necesidades de transporte son universales: confiabilidad, seguridad, conveniencia, asequibilidad y opcionalidad. Sin embargo, muchas de estas necesidades no están satisfechas actualmente en comunidades de ingresos bajos a moderados. Algunos residentes con frecuencia deben tomar varios autobuses de conexión para llegar a servicios básicos como tiendas de autoservicio, citas médicas, etc., Otros no pueden llegar fácilmente a casa después del trabajo porque sus turnos terminan después de los horarios de operación del transporte público, lo que destaca la falta de opciones razonables. Por otra parte, en las zonas rurales, los largos tiempos de espera entre los autobuses dejan a los usuarios demasiado dependientes de los vehículos personales, que a menudo son inasequibles.

Las empresas eléctricas tienen un papel fundamental que desempeñar en el apoyo a la transición a un sistema de transporte predominantemente eléctrico. También pueden desempeñar un papel directo en el desarrollo de opciones de movilidad eléctrica asequibles para comunidades de ingresos bajos a moderados. El tipo específico de apoyo proporcionado variará según los objetivos del programa de movilidad, el modelo de negocio, la jurisdicción local y otros factores. Sin embargo, como mínimo, tener un punto de contacto de utilidad dedicado para que los coordinadores de programas trabajen durante las fases de diseño e implementación puede hacer o deshacer programas prospectivos.

Hoy por hoy, se corre el riesgo de dejar atrás a algunas comunidades en la transición a vehículos eléctricos más limpios y eficientes. Pero no tiene por qué ser así. Los nuevos enfoques para proporcionar servicios de movilidad, utilizando vehículos eléctricos y modelos de negocio innovadores, nos presentan la oportunidad de abordar muchos problemas heredados de acceso al transporte. Los servicios públicos, los responsables de la formulación de políticas  públicas y el sector privado, pueden trabajar juntos para diseñar cuidadosamente e implementar con éxito soluciones creativas que proporcionen movilidad eléctrica asequible a todas las comunidades.

Twitter: @pacotrevinoa