Francisco Treviño Aguirre

¿Cuál es el futuro del trabajo en el sector de financiero? ¿Cómo se preparan los proveedores de capital humano para la evolución en este sector? ¿Cómo impacta a los empleadores que buscan involucrar y motivar al personal a largo plazo? Es ampliamente aceptado que, como la mayoría de los otros sectores los servicios financieros están en un estado de cambio. A diferencia de otros episodios de cambio en las últimas décadas, el contexto actual se caracteriza a menudo como una "revolución industrial" que crea una interrupción continua de naturaleza estructural. En ese contexto, el enfoque prudente es preparar, no predecir. En lugar de hacer predicciones puntuales sobre el estado futuro del sector, algunas narraciones temáticas podrían ser útiles como guías de navegación.

Por ejemplo, es seguro asumir que la incursión de la tecnología fintech pondrá a prueba prácticamente todos los aspectos del modelo de prestación de servicios existente. En segundo lugar, es probable que los cambios en el modelo de entrega se produzcan a un ritmo desigual tanto en los mercados desarrollados y emergentes. En tercer lugar, es probable que las tasas de interés permanezcan más bajas durante más tiempo. La tasa de referencia de la tesorería estadounidense a diez años, que solía promediar cerca del seis por ciento antes de la crisis financiera mundial, ahora lucha por mantenerse por encima del tres por ciento. Y, finalmente, hay un impulso constante hacia un capitalismo más intencional, que requiere que el sector de las inversiones sea demostrablemente más centrada en el cliente, con mayor competitividad en los factores de sostenibilidad. De cara al futuro, la primera observación es que el entorno laboral se está volviendo competitivo a un ritmo cada vez más rápido.

Los profesionistas que aplican para cualquier trabajo, ahora lo hacen de manera global. Es probable que estos roles se extiendan a la inteligencia humana más la artificial. En estas configuraciones, las competencias del conocimiento humano se beneficiarían del efecto multiplicador del análisis de datos. Dentro de las empresas, los equipos de inversión y tecnología (que anteriormente trabajaban de forma aislada) colaborarían para mejorar el desempeño de la misma.

El crecimiento del aprendizaje automático, los métodos de inteligencia artificial y el uso de datos alternativos para la construcción de carteras requerirán cada vez más habilidades bidireccionales, técnicas y tradicionales, que se implementarán lado a lado. La pregunta para el profesionista en el sector de las inversiones no es si puede entregar las tareas a los robots, más bien si puede interactuar con los robots a través de las curvas de retroalimentación. Los comerciantes de activos sin liquidez deberán combinar la intervención intuitiva con la tecnología de “piloto automático”.

Los elementos humanos de orientación ética, comunicación, empatía, conocimiento tácito, etc. seguirán siendo relevantes. Sin embargo, la división tradicional de roles de relación y roles técnicos probablemente no sobrevivirá mucho tiempo más. Desde la perspectiva de un empleador, el crecimiento profesional debe permitir movimientos horizontales a través de funciones y roles, no solo la progresión en una escala vertical. Esto no solo ayudará con el compromiso de los empleados, sino que también enriquecerá el conjunto de experiencias que el empleado puede aportar sobre la naturaleza en constante evolución de su trabajo.

@pacotrevinoa

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