Francisco Treviño Aguirre

La revolución industrial que dio inicio hace más de 260 años liberó a la sociedad de las limitaciones de la bioenergía y trajo un enorme crecimiento, pero también enormes problemas ambientales. Ahora, una nueva generación de tecnologías modulares basadas en materiales avanzados permite la conversión eficiente de la energía solar y lleva las semillas de una nueva revolución industrial.

Hasta ese momento, los seres humanos habían dependido principalmente de los flujos de energía alimentados por el sol: luz solar directa, viento, agua corriente y bioenergía. La bioenergía para alimentar a humanos y animales y proporcionar calor y luz fue de crucial importancia desde los albores de la humanidad. La revolución agrícola, o la primera gran transición, aumentó la producción de bioenergía por metro cuadrado, pero a medida que crecía la población, la demanda de alimentos y madera siguió aumentando. El carbón, y más tarde el petróleo y el gas natural, hicieron posible eludir la restricción de área.

Desde los albores de la revolución industrial, los recursos energéticos han sido la piedra angular de la economía mundial y el punto de inflexión de muchos conflictos. Casi todos los aspectos de nuestra vida moderna requieren que busquemos más y más recursos para mantener nuestro nivel de vida. Si bien algunos países han visto esta búsqueda de recursos como una gran ayuda para su economía y sus respectivas formas de vida, muchos otros se han quedado muy atrás.

Hoy por hoy, estamos al comienzo de una nueva era en la historia de la humanidad. Si la revolución industrial marcó el comienzo de una nueva era de producción en masa y riqueza, la revolución sustentable traerá consigo una nueva era de igualdad. Si bien no parece que en este momento se estén produciendo cambios en el mercado energético que darán la vuelta al mundo, los recursos renovables representan un futuro en el que la energía ya no es un producto costoso, tanto financiero como ambiental, sino que puede costar casi nada producir y almacenar.

Al comenzar a construir este nuevo futuro, no podemos olvidar que aún nos queda un largo camino por recorrer. Más notablemente en el reciclaje de baterías. Si bien el viento y la luz solar son gratuitos, el litio no lo es y vamos a necesitar una gran cantidad de materiales de tierras raras para garantizar que sea posible un futuro con baterías. Si bien seguimos avanzando, no estamos ni cerca de la etapa en la que debemos estar para tener energía 100 por ciento renovable. Aunque nos estamos acercando mucho.

Esa es la verdadera clave de la energía renovable, que gran parte de ella es completamente renovable hasta las baterías que se utilizan para el almacenamiento. Es por esto por lo que muchos proveedores de energía han comenzado a avanzar hacia las energías renovables. No están haciendo el cambio porque sea mejor para el medio ambiente, están haciendo el cambio porque los combustibles fósiles simplemente no pueden competir.

La energía renovable tendrá un efecto completamente transformador en las economías de todo el mundo. Los países que alguna vez dependieron de las exportaciones de petróleo pueden ir pensando en invertir ese dinero en otros proyectos, en carreteras, escuelas, transporte público, viviendas y una gran cantidad de otros esquemas sociales. Al hacer esto, el desequilibrio que hemos visto durante gran parte del siglo XX comenzará a corregirse por sí solo. Seguro que todavía habrá ricos y pobres, pero cuando la energía sea casi gratis, esa brecha no parecerá tan insuperable como antes.

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