Francisco Treviño Aguirre

El cambio climático está amenazando a todas las comunidades en el mundo, por lo que la adaptación se vuelve esencial. Muchos de estos programas de adaptación invierten recursos principalmente en la construcción de activos, como ahorros o infraestructura. Bajo esta premisa, se ha detectado que un conjunto más amplio de factores, como las redes sociales y el aprendizaje, pueden desempeñar un papel importante en las acciones que las comunidades terminan desarrollando en este sentido.

El cambio climático ya está amenazando la vida cotidiana de las personas en todo el mundo. En respuesta, gobiernos, organizaciones no gubernamentales y agencias de desarrollo están realizando inversiones considerables para ayudar a las comunidades a desarrollar su capacidad de adaptación. Por ejemplo, una de esas iniciativas, el Fondo de Adaptación (https://www.adaptation-fund.org) ha asignado 720 mil millones de dólares durante los últimos 10 años a programas que apoyan la adaptación y fomentan la resiliencia.

Muchos programas de adaptación se centran en la construcción de activos, como ahorros o infraestructura, que pueden ayudar a proporcionar un fondo contra los choques climáticos. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que un conjunto más amplio de factores afecta directamente a cómo las personas se adaptan a estos cambios. Estos factores, que conforman lo que a menudo se conoce como "capacidad adaptativa", incluyen conceptos tales como como si las personas tienen la flexibilidad para cambiar las estrategias, las oportunidades de aprender a reconocer y responder al cambio, y el poder o la actitud para determinar si cambiar o no. A pesar del considerable interés en lo que constituye capacidad adaptativa y las inversiones en curso para construirla, todavía carecemos de una comprensión profunda de cómo las personas están respondiendo realmente a los impactos climáticos, y lo que está ayudando u obstaculizando estas respuestas.

Probablemente el término “no es lo que conoces, si no a quien conoces” le suene familiar, pero la noción subyacente aquí es que las redes sociales importan, de hecho, existen estudios que demostraron la importancia de las redes sociales en el cambio climático, cuando ciertas comunidades (hogares) estaban más conectados socialmente con otras que estaban tomando medidas en este concepto, eran mas propensas a imitar sus acciones. También se ha demostrado que los hogares que sentían que tenían más poder sobre la toma de decisiones comunitarias eran menos propensos a hacer cambios más fundamentales o transformadores.

Las personas pueden ser reacias a renunciar al poder que tienen, por lo que tener un grado de poder sobre la situación actual puede realmente provocar resistencia al cambio fundamental, incluso si ese cambio es necesario para sostener los medios de vida y los ecosistemas. Además, se ha demostrado que la conexión del hogar con el medio marino era importante, ya que puede permitir a las personas aprender sobre los cambios ecológicos causados por el cambio climático y otros impactos.

En consecuencia, es importante que las comunidades consideren la influencia de las redes sociales para facilitar el aprendizaje y dar cuenta de la dinámica del poder que agrega un valor considerable a los intentos actuales de desarrollar la capacidad de adaptación. Una perspectiva más amplia sobre la capacidad de adaptación puede ayudar a las personas, desde los formuladores de políticas públicas hasta las propias comunidades vulnerables al clima, y pensar de manera innovadora en términos de las fortalezas y capacidades que ya tienen y las que pueden llegar a desarrollar.

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