Francisco Treviño Aguirre

La tendencia actual del calentamiento es de particular importancia porque es extremadamente probable (más del 95% de probabilidad) que sea el resultado de la actividad humana desde mediados del siglo 20 y continua a un ritmo sin precedentes desde las últimas décadas. Los satélites en órbita terrestre y los avances tecnológicos han permitido a los científicos ver el panorama general, recolectando diferentes tipos de información sobre nuestro planeta y su clima a escala global. Este conjunto de datos, recopilados durante muchos años, revela las señales de un clima cambiante. La naturaleza de captura de calor del dióxido de carbono y otros gases se demostró a mediados del siglo 19.

Su capacidad para afectar la transferencia de energía infrarroja a través de la atmósfera es la base científica de muchos instrumentos utilizados por la NASA. No hay duda de que el aumento de los niveles de gases de efecto invernadero debe hacer que la Tierra se caliente en respuesta. Las partículas de hielos extraídos de Groenlandia, la Antártida y los glaciares de montañas tropicales muestran que el clima de la Tierra responde a los cambios en los niveles de gases de efecto invernadero.

También se puede encontrar evidencia antigua en anillos de árboles, sedimentos oceánicos, arrecifes de coral y capas de rocas sedimentarias. Esta evidencia antigua revela que el calentamiento actual se está produciendo aproximadamente diez veces más rápido que la tasa promedio de calentamiento de la edad de hielo. La temperatura media de la superficie del planeta ha aumentado aproximadamente 0.9 grados Celsius desde fines del siglo XIX, un cambio impulsado en gran medida por el aumento del dióxido de carbono y otras emisiones a la atmósfera producidas por el hombre. La mayor parte del calentamiento se produjo en los últimos 35 años, con los cinco años más cálidos registrados desde 2010.

No solo fue 2016 el año más cálido registrado, sino ocho de los 12 meses de ese año, desde enero hasta septiembre, con la excepción de junio, fueron los más calurosos registrados. Adicionalmente un aumento de la población genera una demanda excesiva de recursos naturales y aumenta la demanda de la agricultura y la ganadería. Hay muchos impactos negativos asociados con la explosión demográfica. En este sentido, los humanos somos las especies más contaminantes. La Tierra es muy buena para reciclar residuos, pero la gente está generando mucho más de lo que la Tierra puede hacer frente.

La contaminación ocurre en diferentes niveles y no solo afecta a nuestro planeta; afecta a todas las especies que lo habitamos. A pesar de lo anterior, todavía estamos a tiempo de hacer algo por nuestro planeta si llevamos a cabo un poco de esfuerzo consciente para reducir el desperdicio y pensar en el impacto que cada acción tiene en el mundo que nos rodea, un cambio está a nuestro alcance. Todas las acciones en pro de del medio ambiente cuentan. Si cada uno de nosotros impulsamos estas actividades, estaremos contribuyendo a mejorar la vida en el planeta.

@pacotrevinoa

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