Francisco Tobías

Don Julio Arce nació en Matehuala, pero, después de 62 años de vivir en nuestra bella ciudad de Saltillo, indiscutiblemente su corazón ya es sarapero.

Fue la primer trompeta de la Orquesta de don Lorenzo Hernández, y llegó aquí a los 20 años. Le gustó Saltillo, y a Saltillo le gustó su trabajo. Por eso no lo dejamos ir. 

Sostuvimos una larga plática llena de anécdotas. Don Julio me recibió y dio muestras de gran amabilidad, por eso no dudo en decir que Julio ya es Saltillense.

El Patio Español de la Sociedad Manuel Acuña fue testigo de la primera vez que tocó en nuestra hermosa ciudad, el 4 de mayo de 1952. Blue Moon fue su primera canción. Una orquesta de 12 miembros. Él tocó 18 años en la orquesta de don Lorenzo, y a la salida de este como líder de la agrupación, tomó en sus manos la dirección y se transformó en “La Orquesta del Casino de Julio Arce”.

Durante 25 años amenizaron el famoso Baile Blanco y Negro del Casino de Saltillo. Recuerda en particular una ocasión en que empezaron a tocar a las 10 de la noche y terminó a las 10 de la mañana: doce horas sin parar. Ese día de 1971 fue triste para la afición sarapera, pues el equipo de béisbol de los Saraperos perdió contra los Charros de Jalisco.

También amenizaron muchos bailes en la terraza del Ateneo Fuente. Y en forma personal, grabó con el coro de los Niños Cantores del Padre Rodolfo Torres e inauguró, junto al organista Milo Ortiz el bar Baco, del Hotel Arizpe, famoso en su época, donde tiempo después estuvo la Librería Julio Torri, del Fondo de Cultura Económica, en la bella calle de Victoria.

Don Julio se hizo famoso por el danzón Teléfono a larga distancia. La última vez que tocó la Orquesta del Casino de Julio Arce fue en 1976.

A la par tocaba en la banda de Gobierno del Estado. Permaneció por 30 años en esa agrupación. Recuerda cuando con esta banda tocaba en las corridas de toros. No duda en reconocer que el público más difícil para él fue el público fanático de los toros. Rememora que su más grande ovación la recibió cuando interpretó La Virgen de la Macarena en la antigua plaza de toros.

Recuerda como si fuera ayer cuando acompañó al Piporro y en otra ocasión al mismísimo José Alfredo Jiménez con la canción Camino de Guanajuato. Con más orgullo me contó cuando el cantautor de Dolores lo felicitó por su manera de ejecutar las notas con la trompeta.

Parecía que la trompeta de don Julio era mágica, pero no era el instrumento, era Julio Arce quien hacía la magia. Por esto es un personaje de esos que vale la pena presumir.