Francisco Treviño Aguirre

Cuando escuchamos el término Fórmula Uno, inmediatamente nos imaginamos un automóvil con toda la tecnología desarrollada para alcanzar grandes velocidades y otorgarle seguridad al piloto. Viene a nuestra mente un grupo de personas creando en computadoras complejos diseños en tercera dimensión, pero no imaginamos que el acto de conducir el auto sea un proceso creativo por sí mismo.

Contrario a lo que podría pensarse, los pilotos se encuentran continuamente buscando formas de aprovechar todas las ventajas de los automóviles, las condiciones de la pista y hasta del factor climático para desempeñar una carrera de forma satisfactoria. El mundo de la Formula Uno representa un importante laboratorio para explorar la creatividad humana a través de los pilotos sus equipos.

Lo que es importante señalar es que la creatividad en cada persona empieza con la auto-confianza. Cuantos de nosotros hemos tenido una idea que a nuestro parecer solucionara algún problema o facilitará ciertas actividades, pero al comentarla con alguien, nunca falta el “¿estás loco?, ¿en verdad crees que vas a poder?” o “ni para que te esfuerces, seguro ya se le ocurrió a alguien más”. Esos enemigos de la creatividad tratarán de llevarte hacia su propia frustración para desanimarte, y desgraciadamente, en la mayoría de los casos lo logran. Si bien el proceso creativo en cada uno de nosotros puede estar a flor de piel o sumamente escondido en nuestro interior, el hecho es que ahí esta y es necesario desarrollarlo de la mejor manera.

La energía creativa es uno de los más importantes recursos que tenemos. La creatividad es una forma de experimentar el mundo, eso genera nuevos enfoques y soluciones. Sabemos que cualquiera puede desarrollar mayor creatividad, lo hemos presenciado en personas de diversos orígenes y actividades. Todos, desde  estudiantes, y científicos en sus laboratorios hasta altos directivos en las empresas pueden crear una perspectiva diferente y añadir a sus actividades más y mejores herramientas. Cuenta una anécdota que el dueño de una gran fábrica de zapatos envió a dos de sus vendedores a una ciudad para explorar el mercado potencial en ese lugar.

El primero de ellos al llegar a la ciudad se percató de que todos sus habitantes se encontraban descalzos, nadie traía zapatos. Inmediatamente llamó al dueño de la empresa para decirle que no había mercado para sus productos, ya que la gente ahí andaba descalza.

El segundo vendedor al ver a la gente caminar descalza, llamo a su jefe para decirle que comprara más materia prima y contratará más gente para fabricar zapatos en gran escala, “¡tenemos un gran nicho de mercado, aquí nadie usa zapatos, vamos a vender toda nuestra producción!” 

Para lo anterior es necesario redescubrir lo que ya tenemos, la capacidad de imaginar y crear nuevas ideas, pero sobre todo, llevarlas a la práctica. Cuando alguien te diga que hay una manera de que las cosas no se pueden hacer, demuéstrale que hay dos maneras en que si es posible realizarlas.             

Twitter: @pacotrevinoa

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