Francisco Treviño Aguirre

El uso del plástico se ha convertido en un tema muy importante para la sociedad. Abundan las noticias sobre el plástico en las playas y en los océanos, y los responsables políticos han comenzado a responder con prohibiciones o limitaciones a las bolsas y artículos de plástico de un solo uso. Pero la industria del plástico está luchando, argumentando que los plásticos son indispensables y que el verdadero problema son los consumidores y los malos sistemas de gestión de residuos. Según los puntos de discusión de la industria, la eliminación gradual de la envoltura retráctil en las verduras conducirá a un desastre de deterioro de los alimentos. Nadie duda de que es necesario mejorar la gestión de los desechos en gran parte del mundo en desarrollo, e incluso en muchos de los países más ricos.  

Si bien los gobiernos necesitan invertir urgentemente en mejores sistemas de recolección y procesamiento de residuos, los países desarrollados también deben dejar de exportar sus desechos plásticos a los países pobres para el reciclaje. Con demasiada frecuencia, la basura que los europeos y los estadounidenses clasifican y separan en diferentes contenedores termina en contenedores con destino al sureste asiático recogido por trabajadores mal pagados en condiciones peligrosas. En última instancia, gran parte termina en tiraderos o vías pluviales de todos modos.

Más concretamente, la inundación de plástico en nuestros sistemas naturales está vinculada directamente a las otras fuerzas que están destruyendo nuestro medio ambiente, mermando la biodiversidad, alimentando el cambio climático y agotando los recursos naturales. Según un estudio relacionado con estos hechos, cifras e información básica sobre los polímeros sintéticos que se han convertido en una parte integral de nuestras vidas en los últimos 70 años, deja en claro que la industria del plástico nos ha estado vendiendo una narrativa falsa. La crisis de los plásticos es mucho más que un problema de gestión de residuos. La verdadera historia comienza tan pronto como el petróleo se extrae del suelo, y continúa mucho después de que los desechos plásticos ingresen al océano y a otros ecosistemas.

La producción de plástico no solo es una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero; También libera una amplia gama de otras sustancias químicas en el medio ambiente, muchas de las cuales terminan en nuestro cuerpo. Por lo tanto, si bien los esfuerzos para abordar el desperdicio son importantes, no deben perderse el enfoque del problema principal: el mundo está produciendo demasiado plástico. Entre 1950 y 2017, se produjeron alrededor de 9.2 mil millones de toneladas de plástico a nivel mundial, lo que equivale a más de una tonelada por persona. Peor aún, más de la mitad de ese plástico se ha producido desde 2000, y la tasa de producción continúa acelerándose, sin que esto vaya a cambiar en el corto plazo. Según estimaciones recientes, la producción e incineración de plástico podría emitir 56 mil millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente para 2050. Si hay algo que puede detener la inundación de plástico, es una mayor responsabilidad, la cual se basa en datos e información. Debemos exponer y publicitar la verdad sobre el plástico, y contrarrestar las propagadas narrativas engañosas por la industria de este sector.

@pacotrevinoa

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