Salvador Hernández Vélez

El miércoles pasado firmé un convenio con el Seminario de Cultura Mexicana, luego hubo una conferencia sobre El arte de la albañilería presentada por Felipe Leal, autor del libro que presenté junto con Adriana Cerecero: La arquitectura. En su pequeño texto nos comparte una cita de Octavio Paz: “La arquitectura nos hace sentir y pensar el espacio, los espacios, es materia vuelta forma y forma vuelta pensamiento. También es tiempo, historia. La arquitectura es sabiduría.”

El autor en más o menos unas 50 pequeñas páginas nos perfila una magistral síntesis sobre la arquitectura, ni el más mínimo párrafo tiene desperdicio. Nos enseña que no se requiere un texto de muchas páginas para ofrecernos una visión fresca del quehacer arquitectónico. Nos dice en pocas palabras en qué gravita la función de la arquitectura, la significación que este arte y técnica ha tenido a lo largo de la historia, las insondables representaciones que simboliza, y sobre todo nos participa la trascendencia del manejo y la creación del espacio en el más amplio sentido.

Aunque la arquitectura y el urbanismo de los babilonios y los egipcios es muy diferente a la de los griegos y romanos porque la vida civil de los últimos da paso a la constitución de las ciudades, dada la efervescencia de la vida política y social de esos pueblos. Sin embargo los primeros, aunque no poseían una noción de número, si tenían una cierta capacidad para estimar tamaños y magnitudes, necesarios para el desarrollo de la arquitectura. El nacimiento de la arquitectura en cierta medida está asociado con el desarrollo de la matemática. En Egipto por ejemplo desde el milenio V a.e. ya se representaban pictóricamente diseños espaciales geométricos. También se sostienen que los monumentos megalíticos en Inglaterra y Escocia contienen ideas geométricas como círculos, elipses y ternas pitagóricas en su conformación. En las calles de las ciudades y en las pirámides podemos encontrar ángulos rectos perfectos entre otras figuras geométricas. Lo que muestra que la matemática y la arquitectura se originaron a la par.

Leal sostiene que la arquitectura es un hecho cultural, una de las disciplinas más complejas de la creación humana, debido al vasto conjunto de conocimientos, saberes y sensibilidades que se requieren para su realización. Es una de las manifestaciones más evidentes para conocer, acercarse al entendimiento de las civilizaciones y una prueba fehaciente de la memoria material de los pueblos.

La arquitectura evidencia la estructura de una sociedad y su orden espacial de manera nítida, contundente. No podemos estudiar la configuración y las formas de organización de una sociedad, sin reconocer el papel de la arquitectura en la historia del mundo en la conformación de las ciudades. La arquitectura expone cultura, tradiciones y condiciones de vida anteriores.

Como dice el autor: “La arquitectura es un organismo vivo, es el lugar donde pasamos y celebramos la vida, evoluciona como la vida misma. El espacio, el medio físico que habitamos, en él se sitúan los cuerpos y los movimientos de toda índole, y generalmente se caracteriza como algo continuo, tridimensional e ilimitado.” Desde que la humanidad se enfrentó a la necesidad de contar con abrigo, la arquitectura es la que nos ha permitido configurar espacios para tener los refugios para resguardarnos.

El espacio nos contiene, genera una atmósfera, nos envuelve y condiciona la forma de nuestro actuar, esto es posible por la configuración del espacio gracias a la geometría, a la matemática. Sin los números, los volúmenes y las formas geométricas, la arquitectura no lograría la conformación del espacio. Como lo resalta el arquitecto y urbanista: “El elemento principal de la arquitectura es el espacio, y lo que da forma al espacio es el volumen; este último es precisamente el que lo delimita y define, es su forma y expresión material.”

La arquitectura es un oficio, por ello una disciplina que se aprende día a día y con el paso del tiempo, cuando se domina un oficio con destreza, se convierte en arte. Por eso la buena arquitectura supera la simple utilidad, su último y más digno objetivo es lograr la armonía, así como una adecuada proporción del espacio y sus volúmenes, se propone despertar la emoción y lograr la belleza. Finalmente este pequeño ensayo como dice Francisco Tovar, “concreta una abstracción espacial siempre en movimiento”.

 

@SalvadorHV
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