Salvador Hernández Vélez

La Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), en colaboración con la Asociación Mexicana de Orquideología, publicó el libro “Las Orquídeas”, que rinde homenaje al distinguido científico coahuilense: Miguel Ángel Soto Arenas, biólogo originario de Torreón. Su madre, la maestra Velia Arenas, fue una destacada académica en la Preparatoria Venustiano Carranza y en la Facultad de Odontología de la UAdeC. Cuando conocí a Miguel debe haber estado en secundaria. Un día, estando en su casa con sus papás, Miguel nos presumió unas orquídeas que había cultivado en su propia casa, las llevaba como regalo para su hermana. Cultivar orquídeas en Torreón, en medio del semidesierto, donde el nivel de precipitación anual de lluvia apenas rebasa los 200 mm, era una gran proeza, lo que habla de la gran pasión que desde muy joven tuvo por las plantas.

Su inclinación al estudio, cultivo y cuidado de las plantas, alentado por el entorno familiar, lo llevaría en el transcurso de su fructífera vida a perfeccionar esos conocimientos que son reconocidos a nivel nacional y mundial. Miguel Ángel Soto fue un destacado científico, era un asiduo explorador en los lugares más recónditos de México, en busca de sus queridas orquídeas y en particular las vainillas.

En este texto, con las diversas opiniones que sobre Miguel Ángel hacen Velia, su madre, y Miriam, su hermana, sus compañeros de estudios y de aventuras, y quienes tuvieron la fortuna de compartir conocimientos y descubrimientos, conocerán mejor la personalidad, la formación académica y científica, los hallazgos, los libros, publicaciones y la intensa actividad exploratoria que lo llevó a convertirse en un referente internacional del extenso universo de las orquídeas.

Sin duda son excepcionales sus aportaciones, logradas con pasión, entusiasmo, dedicación y conocimientos a lo largo de una fructífera vida de 46 años. Miguel fue un gran conservacionista desde temprana edad, siendo uno de los estudiantes más participativos en la creación de la Reserva del Pedregal de San Ángel. Es reconocido como uno de los más grandes conocedores de la orquideoflora de México y, en general, de toda América Tropical.

Miguel Ángel fue un destacado miembro de “Orchid Specialist Group, Species Survival Commission, IUCN” (1993-1997; 1998-2009) y del “Conservation ex-situ Committee”, de la misma comisión (2000-2003). Ocupó la presidencia de la Comisión Latinoamericana de Orquideología (C.L.O., 1991-1993).

También participó como asesor en diversas dependencias gubernamentales, estableciendo los más importantes criterios para las estrategias nacionales de la conservación de orquídeas de México. Entre descripciones nuevas y reclasificaciones de algunas ya publicadas, de acuerdo con la base de datos del Missouri Botanical Garden, existen más de 160 especies y subespecies descritas por él. A lo largo de su carrera, colectó más de 11 mil ejemplares de plantas en México, Guatemala, Costa Rica, Panamá y Brasil.

Así, logró formar la colección de plantas vivas más importante de especies mexicanas. A partir de las plantas cultivadas y de los ejemplares de campo, ayudó a formar un banco para investigación en biología molecular con cerca de 500 especies de orquídeas, y otras 500 de vainilla.

Uno de sus trabajos ya clásicos, fue la publicación “Listado Actualizado de las Orquídeas de México”, es la base de las listas más recientes sobre las orquídeas de México. Es autor en el libro Las Orquídeas de México, que es la obra de divulgación más completa que existe sobre las orquídeas nacionales. Participó con varios de los grandes orquideólogos actuales, como Robert Dressler, Gerardo Salazar, Eric Hágsater, Germán Carnevali, Mark Chase, Cássio van den Berg, Mark Whitten, Phil Cribb y Ed Greenwood.

Las publicaciones de Miguel son referencia obligada para los estudiosos de las orquídeas. Debido a su gran labor como botánico, se le han dedicado varias especies en su honor, como: Lepanthes sotoi Archila, Maxillaria sotoana Carnevali et Gómez-Juárez, Mormodes sotoana Salazar, Stelis sotoana R. Solano, entre otras.

Miguel Ángel fue un botánico que amaba las plantas, entre las que destacan las cactáceas, las cicadáceas y por supuesto las orquídeas. Un científico brillante, dedicado y solidario, pero también un ciudadano que, desde la ciencia, se involucró con la conservación.

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.