Salvador Hernández Vélez

La mascota de las y los universitarios de la Universidad Autónoma de Coahuila es una loba mexicana. El lobo mexicano es la subespecie de lobo gris más pequeña de América del Norte. Este mamífero, en peligro de extinción, habitaba en el suroeste de los Estados Unidos de América y en el norte de México. Se considera que para 1930, los lobos grises mexicanos habían sido exterminados en Estados Unidos. Y casi 70 años después, en 1998, se inició su reintroducción, aunque unos años más tarde volvieron a perseguirlos; les dispararon y capturaron. En el 2011 inició un nuevo programa de reintroducción, y en 2016, los especialistas consideraban que la cifra de lobos grises mexicanos apenas llegaba a cien. En la Universidad Autónoma de Coahuila, durante el final de la administración del rector Remigio Valdés, las y los universitarios decidieron ser lobas y lobos, la UAdeC se sumó al programa de reintroducción del lobo mexicano (Canis lupus baileyi).

Pero vayamos ahora con Elli H. Radinger que en su libro “La Sabiduría de los Lobos”, nos comparte sus experiencias relacionadas con estos animales, en un recinto de investigación sobre lobos en el Wolf Park del estado norteamericano de Indiana, ahí aprendió sobre la actitud y el comportamiento de esta especie. Luego, ella trabajó como voluntaria en el Proyecto Lobo de Yellowstone en Canadá. Nos declara que su pasión es investigar el complejo comportamiento social de las manadas de lobos, que ellos son grandes maestros, de quienes podemos aprender muchas cosas de la vida. Está convencida de que por sus observaciones y su convivencia con los lobos, cambió sus conceptos sobre moral, responsabilidad y amor. A tal grado que ahora mira el mundo con los ojos de los lobos.

Nos comenta que en una ocasión presenció una demostración de comportamiento de liderazgo ejemplar de los lobos. Nada de dominaciones, nada de apabullar ni agredir, sino el ejercicio de una autoridad sosegada con plena asunción de responsabilidades. Nos dice que la verdad es que, además de ridículo, es absurdo, pensar que se aprende a guiar una manada de lobos salvajes en un seminario de fin de semana, se necesita toda una vida para aprenderlo, y que un puesto de responsabilidad lleva aparejado un alto estrés social a largo plazo.

También comenta que antiguamente se hablaba de “lobos alfa” de la manada y que decidían sobre todo. Pero que hace mucho tiempo esos términos quedaron obsoletos. Hoy en día, de lo que se habla es de “lobos guía” o simplemente de “padres”. Que un buen líder siempre debe ser un modelo para los demás. Que el lobo guía tiene dos rasgos de carácter destacables: nunca pierde una pelea y nunca mata a su rival. Y que cada vez que dejaba clara su opinión, demostraba una generosidad increíble y dejaba vivir a sus inferiores. ¿Por qué?

De sus observaciones concluye que en una familia de lobos decide la pareja guía, y lo hacen juntos, pero las decisiones realmente importantes —por ejemplo, cómo, cuándo y dónde cazar— las toma la hembra de mayor rango. El mundo de los lobos es pues, un mundo de mujeres. En la comunidad estudiantil de la UAdeC, 58 por ciento son lobas.

Elli H. Radinger se pregunta: ¿por qué los lobos fascinan a las mujeres? ¿Por su carácter salvaje, indomable? Cuando tratan con animales, la mayoría de las mujeres tienen el don de saber retirarse, observar y esperar, mientras que los hombres tienen tendencia a querer ir de prisa, controlar y dominar. Nos comenta que, en una conversación sobre mujeres y lobos, el gran investigador alemán Erik Zimen le dijo una vez: “Tanto el lobo como la mujer han sido oprimidos a lo largo de la historia. Pero en realidad son los fuertes”.

La etnóloga y psicoanalista Clarissa Pinkola Estés está convencida de que dentro de cada mujer, se esconde una mujer lobo que actúa como guardiana de los instintos primarios femeninos y del conocimiento intuitivo de lo que está mal y lo que está bien. En su libro “Mujeres que Corren con los Lobos”, escribe que una mujer sólo puede ser fuerte, sana, creativa, completa y feliz si encuentra el camino de regreso a las raíces de su naturaleza instintiva, es decir, a la “mujer lobo”, la salvaje e indómita mujer primordial que hay en ella. Para hacerlo, debe renunciar al papel que le han inculcado y dejar de ser amorosa, amable, conformista, obediente, dócil y sumisa.

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