Salvador Hernández Vélez

En el mundo digital, el del like, la relación con los demás no es consistente, ni sincera, tampoco generosa, la inmensa mayoría de las personas ni siquiera se conocen, no buscan establecer relaciones personales. Todo es efímero. Los seres humanos somos seres sociales, para desarrollarnos requerimos la ayuda de muchas otras personas. Así es, el mundo en el que vivimos es un mundo de relaciones, todo está interrelacionado. Es absurdo pensar que vamos a conseguir la ayuda de los demás con tan solo dar un like, porque para recibir, tenemos que dar, pero no a través de las redes, la ayuda debe ser directa, concreta, de frente, se debe percibir, sentir la sinceridad con la que se ayuda.

En “Nunca comas solo”, un libro de negocios, Keith Ferrazzi asegura que el éxito en cualquier campo de la actividad humana, se basa en relaciones sinceras. Él es un autor y empresario estadounidense, fundador y CEO de Ferrazzi Greenlight, una firma de investigación y consultoría con sede en Los Ángeles, California.

En su manual de instrucciones comenta que cuando llego a Harvard Business School, se cuestionaba “¿cómo demonios he llegado hasta aquí?” Venía de una familia trabajadora y no contaba más que con una licenciatura en Humanidades, su padre trabajaba en la fábrica de acero, su madre limpiaba casas de médicos y abogados. Sus padres lo sacrificaron todo para proporcionarle el tipo de educación que sólo podrían pagar los “niños bien” de la localidad donde vivían. Fue blanco diario de las burlas de sus compañeros a causa del coche de su familia, de su ropa de poliéster y de sus zapatos sin marca.

Pero reconoce que esa experiencia resultó ser de gran valor, hizo que su pobreza le enfureciera. Aunque lo excluían, esos sentimientos lo empujaron a trabajar más que nadie. Y eso lo hizo salir adelante. Keith está convencido que la pobreza no era simplemente la falta de recursos financieros, sino que conllevaba el aislamiento del tipo de gente que podía ayudarle a uno a triunfar económicamente. Nos dice que en la vida para conseguir nuestras metas no basta nuestra inteligencia o nuestro talento innato, ni siquiera nuestros orígenes, ni con cuánto empezamos.

En su texto nos comparte que descubrió el increíble poder de las relaciones a través de la señora con la que trabajaba de caddie. Se planteó ganarse al jefe de caddies y le dio trato como si fuera el rey, así el primer año ganó el premio de caddies. Lo que le permitió cargar la bolsa de Arnold Palmer, quien también había empezado como caddie en el club de golf del que acabó siendo propietario. Para Keith, él era la prueba de que el éxito en el golf, como en la vida, no tiene nada que ver con el nivel social de uno.

Keith se hizo miembro de la familia Poland, la señora de la que era caddie. Narra que él le ayudaba en el campo del golf y que ella le ayudaba en la vida. La lección más simple, pero profunda, que aprendió de ella fue sobre el poder de la generosidad. “Cuando ayudas a los demás, estos suelen ayudarte a ti”. Lo que no puedes lograr con un like desde tu zona de confort. Como lo escribe Ferrazzi: el éxito en cualquier campo y sobre todo en los negocios, requiere trabajar con los demás, no contra ellos.

En su texto nos comparte que establecer vínculos se convirtió en una manera consciente de construir la trayectoria de su vida. Está convencido que la habilidad de conectar es una de las cosas más importante que pueden aprenderse. ¿Por qué? Pues simplemente porque la gente hace negocios y se relaciona con gente que conoce y le cae bien. Por eso debe ser de frente, no por las redes sociales. Agrega que tardó un tiempo en comprender exactamente cómo conectar con los demás. Pero la clave, sin duda, está en acercarse a las personas, en aprender de los demás.

Keith reconoce que aprendió que es importante ayudar a que otros obtengan éxitos. De lo que se trata es de trabajar duro para dar más de lo que recibes. Llegó a convencerse de que existe una larga lista de principios que hacen que esta filosofía sea posible. Todo eso implica trabajo. Requiere mucho esfuerzo y dedicación. Significa que tienes que pensar duro, no sólo sobre ti mismo, sino sobre otros. De eso se trata cuando se habla de conectar. Es un proceso constante de dar y recibir. Cuantas más personas ayudes, más personas te ayudarán.