Salvador Hernández Vélez
La Laguna, fue alimentada por miles de años por los ríos Nazas y Aguanaval. Hoy, en muy pocos años las acciones de los laguneros y las decisiones de política agropecuaria, tal vez en el lapso de 150 años, hemos puesto en riesgo el equilibrio ecológico de esta gran región: una parte en el Suroeste de Coahuila y la otra en el Centro Oriente de Durango. Desde que se construyeron las presas sobre los ríos que desembocaban sus aguas broncas, en las lagunas de esta extensa depresión, luego del reparto agrario de 1936, el agua de lluvia pasó a almacenarse en las grandes presas, y las lagunas de la Región Lagunera pasaron a ser grandes extensiones secas y polvosas. Los acuíferos subterráneos también dejaron de alimentarse, con desastrosas consecuencias para los habitantes, provocando cambios en las actividades agropecuarias y en el desarrollo económico y social para aquellas comunidades que quedaron fuera del reparto de agua canalizado. 

Y las aguas del río Nazas, con las presas que se construyeron en su cauce, empezaron a utilizarse con fines prioritariamente agrícolas comerciales. Se embovedaron grandes canales y se construyó una infraestructura hidráulica organizada en módulos de riego, en lo que se conoce como el Distrito de riego 017. A partir de ello la apreciación generalizada, simbolizó la expansión de la propia Comarca Lagunera.

Antes de las grandes presas, desde fines de los setenta del siglo XIX la producción algodonera se desarrollaba a gran escala, soportada en un sistema de irrigación de pequeñas presas, canales y grandes cuadros, con bordos altos que almacenaban el agua, lo que permitía controlar un buen porcentaje del agua rodada del río Nazas y desarrollar los cultivos de algodón. Hoy todavía en varias partes de La Laguna se pueden apreciar esos bordos.

Por eso se sostiene que esta comarca en general, es un área de producción joven, pues sus actividades a gran escala se iniciaron hace poco menos de ciento cincuenta años, mientras en el resto del país y otras regiones cercanas a La Laguna ya tenían experiencias agrícolas y de asentamientos humanos de más o menos trescientos años, entre los estados del Norte.


Sin embargo, La Laguna es de las primeras regiones que entraron en el ámbito de la producción agrícola comercial, con tecnología, formas de organización del trabajo y de comercialización, y con un esquema financiero que le permitió acceder al mercado nacional e internacional a partir del algodón. Un producto que se cotizaba en los mercados financieros.

La Laguna se benefició en primer lugar del ferrocarril, lo que le permitió el acceso hacia los Estados Unidos de América y a la financiación internacional. Luego fue la primera región favorecida a gran escala por el reparto agrario y las políticas agropecuarias, hidráulicas y de crédito. También en muchos rubros ha sido la punta de lanza de proyectos sociales y productivos que han servido como ejemplo en otras partes del país.

En términos del éxito económico de su agricultura comercial, la Comarca Lagunera durante mucho tiempo generó más capital que el que recibió de fuera. En la Laguna se producía la mitad del algodón del país. Hoy, es la principal cuenca lechera y la producción de forrajes para el ganado lechero es muy significativa. Del agua disponible en la región lagunera, tanto del agua que se extrae del subsuelo como la que llega por el río Nazas, en las actividades agropecuarias se usa el 88 por ciento, el 12 por ciento restante se aplica en las actividades industriales, urbanas, domésticas y comerciales. La agricultura en La Laguna no está orientada hacia cultivos básicos entre ellos maíz, frijol, chile, cultivos de subsistencia.

Otra situación que atrasó el surgimiento de poblaciones en la región lagunera fue la tendencia del gobierno virreinal de permitir que algunos individuos españoles recibieran por sus servicios a la corona exageradas extensiones de tierra, esto se mantuvo en lo que hoy es Coahuila y Durango, hasta la primera mitad del siglo XIX.


Cuando La Laguna empezó su desarrollo poblacional, ésta, apenas se integraba de una serie de haciendas y ranchos que sembraban algodón, y un número reducido de pequeños poblados de corte más rural que urbano. Así empezó La Laguna, que después tuvo un gran desarrollo, y ahora concentra más de millón y medio de habitantes.

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