Salvador Hernández Vélez

Quienes han estudiado la región Lagunera, nos dicen que antes se le denominaba Región de las Lagunas, también fue conocida como Rincón de los Pastores. A principios del siglo 20 había un gran sistema de lagunas en el noreste de Durango y suroeste de Coahuila. Esta región es parte de Coahuila, estado que ocupa el tercer lugar en extensión y también es el tercer estado de la república donde menos llueve. Abarca un territorio de 15 millones 65 mil 600 hectáreas, en el que predominan el clima, la vegetación y la biodiversidad, propios del semidesierto, por lo que las condiciones ambientales son limitantes para el desarrollo de la agricultura y la ganadería. Los que conocen las desérticas llanuras de Coahuila y sus sierras que lo cruzan en distintas direcciones, difícilmente imaginan que hace millones de años coexistieron ambientes continentales y marinos en esas tierras.

La región donde desembocaban los ríos Nazas y Aguanaval está localizada entre los dos macizos montañosos más grandes de México, la Sierra Madre Oriental y la Sierra Madre Occidental, lo que ocasiona que la humedad que viene tanto del golfo de México como del océano Pacífico sea bloqueada por ambas sierras. Fenómeno que dio origen a este desierto, donde su precipitación anual es de menos de 200 mm. En esta región se encuentra la Laguna de Mayrán. Comprende parte de los municipios de San Pedro de las Colonias y Parras de la Fuente, con un clima muy árido semicálido, con lluvias de verano y muy extremoso. Las lagunas de Viesca y Mayrán, son parte de un bloque hundido, se localizan al suroeste del estado de Coahuila. Es el área de mayor hundimiento en la entidad.

Coahuila, sin duda es desértico. Es un estado de matices que se reflejan en su gran diversidad de flora y fauna, así como en la presencia de diversos ecosistemas representativos del norte del país. La mayor parte de este territorio se localiza en el Desierto Chihuahuense. El matorral es la formación vegetal más abundante y corresponde a un 82 por ciento del territorio. El resto, el 18 por ciento de la superficie, está cubierto por zacatales, bosques de pino y encino, y vegetación asociada a cuerpos de agua. El territorio que cuenta con agua en nuestro estado sólo representa 2.2 por ciento.

El matorral desértico chihuahuense es la vegetación más abundante en Coahuila. Está constituido por comunidades vegetales que se presentan en los sitios más secos del estado, así como en valles y lomeríos pedregosos. Las especies más comunes son: lechuguilla, gobernadora y nopal. El clima predominante en el estado es seco y semiseco, seguido del muy seco. Los suelos más abundantes en el estado están relacionados principalmente a los matorrales desérticos micrófilo y rosetófilo, mientras que los menos abundantes están ligados a otros tipos de flora, como lo es la vegetación de desiertos arenosos.

La zona de descarga del acuífero Principal-Región Lagunera se caracterizó por la existencia de grandes manantiales con gastos abundantes que llegaban a superar los 100 litros por segundo. Hoy ya no existen. Estos gastos dejaron de observarse al desaparecer los manantiales. Y el desierto se sigue extendiendo en la Laguna, en la medida en que nos acabamos sus pocos recursos hídricos.

Los vestigios hallados al sur del estado de Coahuila en su mayoría marinos, nos hablan de la antigua configuración de la región, conformada en su mayoría por mar. Hace aproximadamente 160 millones de años, esta región estaba bajo lo que era el mar de Tethys, desaparecido hace 70 millones para transformarse en el desierto más extenso de América del Norte. Los restos más remotos de la región están ubicados en el Valle de las Delicias, en el municipio de San Pedro, Coahuila, rumbo a Cuatro Ciénegas. Hace 350 millones de años ahí había vida marina.

Antes entraban a la región las aguas embravecidas de los ríos Aguanaval y Nazas, para estancarse en las partes arenosas más bajas y formar así las lagunas de Viesca, Mayrán y de Tlahualilo, las que, en algún momento de la historia, contaron con agua, según lo relatan los jesuitas en sus annuas, que alimentaban los diferentes acuíferos. Esta región la habitaban grupos indígenas seminómadas, con características distintas a las tribus de la meseta central, que contaban con grandes ciudades y un nivel cultural avanzado.

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