Salvador Herández Vélez

Hace unos días tuve la oportunidad de conocer y platicar con Antonio Hernández Gómez –egresado de la UAdeC–, doctor en astrofísica que participó con el equipo que tomó la primera fotografía de un agujero negro. Acontecimiento que es una prueba más de la Teoría de la Relatividad General de Albert Einstein. Esto lo concluyó el físico alemán en el año 1915, y los científicos se tardaron más de 100 años para evidenciarlo. Alguien en una mesa de café opinó que había sido una locura del sabio más popular del Siglo 20. Otros dicen que Einstein fue una especie de adivino. Este comentario me remitió al libro del filósofo italiano Giorgio Colli, “El Nacimiento de la Filosofía”, donde el autor analiza con atención la diferencia entre sabiduría y filosofía y se remonta a los tiempos anteriores donde, antes que los filósofos, surgieron los “sabios”. Propone que en vez de estudiar el nacimiento de la tragedia hay que irse más atrás, al surgimiento de la sabiduría, la sitúa allá por el tiempo de los presocráticos, entre los Siglos 5 y 6 a.C. Esto hay que hacerlo en las más antiguas manifestaciones de la poesía y de la religión, griegas. Sin duda los orígenes de la filosofía, en consecuencia, de todo el pensamiento occidental, son misteriosos. Por qué no decirlo, de locura.

Nuestra filosofía actual no es otra cosa que una continuación, un desarrollo de la forma literaria introducida por Platón. Sin embargo, Colli considera que ésta última surge como un fenómeno de decadencia, ya que “el amor a la sabiduría” es inferior a la “sabiduría”. Efectivamente amor a la sabiduría no significaba, para Platón, aspiración a algo nunca alcanzado, sino tendencia a recuperar lo que ya se había realizado y vivido. El desarrollo entre sabiduría y filosofía es pues discontinuo y heterogéneo. Como todo conocimiento sistematizado. Los “sabios”, es decir los “filósofos” antes de Platón, incluidos Anaximandro, Tales, Sócrates, entre otros, son exponentes de la tradición en gran parte oral de la sabiduría. No dejaron por escrito sus disertaciones.

¿Cuál es la extensión temporal de aquella era de la sabiduría? Colli propone remontarnos a los dioses Apolo y Dioniso, y si acaso hay que atribuir a otro dios el dominio sobre la sabiduría ha de ser al del Oráculo de Delfos. En Delfos se manifiesta la predilección de los griegos al conocimiento. Para esa época del desarrollo de la humanidad, sabio no es quien cuenta con una rica experiencia, quien descuella por su habilidad técnica, por su destreza o por su astucia, para esa civilización el conocimiento del futuro del hombre pertenece a la sabiduría. En este sentido Einstein es un sabio.

Pero regresemos a Apolo, que para el italiano simboliza ese ojo penetrante, su culto es una celebración de la sabiduría. El conocimiento fue, para los griegos, el valor máximo de la vida. Para esa etapa de los griegos el poder se expresa en conocimiento. Lo característico es el aspecto teórico ligado a la adivinación. La adivinación por tanto entraña conocimiento del futuro y comunicación de dicho conocimiento. Esto se produce a través de la palabra del dios del Oráculo, Apolo. Colli sostiene que en la palabra se manifiesta al hombre la sabiduría de ese dios; y la forma, el orden, la conexión en que se presentan las palabras revela que no se trata de palabras humanas sino divinas. El Oráculo conoce el porvenir, lo manifiesta al hombre, pero parece no querer que el hombre lo comprenda.

De estas disertaciones concluye que los bienes más grandes llegan a nosotros a través de la locura. Apolo no es el dios de la mesura, de la armonía, sino de la exaltación, de la locura. Digamos, para concluir, que la locura es la matriz de la sabiduría. Finalmente les dejo las palabras de Steve Jobs: “Esto es para los locos, los inadaptados, los rebeldes, los problemáticos, los que van en contra de la corriente, los que ven las cosas de manera diferente. Ellos no siguen las reglas, no tienen respeto por lo establecido… puedes citarlos, estar en desacuerdo, glorificarlos o satanizarlos, pero lo único que no puedes hacer es ignorarlos porque ellos cambian las cosas e impulsan a la humanidad hacia adelante. Mientras que otros los ven como ‘los locos’, nosotros los vemos como genios, porque la gente que está tan loca como para pensar que puede cambiar al mundo es la que termina haciéndolo. Piensa diferente”.

@SalvadorHV

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