Salvador Hernández Vélez

A finales del siglo 19 cuando llegó el ferrocarril a la Laguna, apenas empezaba a desarrollarse Torreón. Con el impulso del ferrocarril, ya que en esta región lagunera se cruzan las vías del tren que van de la Ciudad de México a Ciudad Juárez y la de Tampico a El Salto, Gómez Palacio y Torreón se fundaron en 1906 y 1907 respectivamente. Apenas andan en los 115 y 114 años. También se construyó una vía de ferrocarril de Torreón a Saltillo, que pasaba por Viesca, Parras y General Cepeda. Este año Saltillo cumple 444 años y Viesca 290.

Viesca fue el primer pueblo de la comarca lagunera del lado de Coahuila. Cuando lo fundaron en 1731, según sostiene el cronista de este Pueblo Mágico, ya antes habían llegado pobladores a asentarse en el manantial de Juan Guerra. Cuando llegaron los primeros visitantes a estas tierras, pudieron apreciar la gran laguna que era producto de las avenidas del río Aguanaval. Este es un río que nace en la confluencia de los estados de Nayarit, Zacatecas y Durango, luego de recorrer más de 300 kilómetros, desemboca en la Laguna de Viesca que hoy está seca. Este es un río de aguas incontroladas, al llegar al municipio de Torreón en el cañón de Jimulco. En su cauce se encuentra la presa Cazadero, también está la presa El Tigre a cuatro kilómetros de San Juan de Guadalupe, Durango. Estas obras hidráulicas, sin duda han violentado el ecosistema, en la medida que desde 1972 ya no llega agua a la Laguna de Viesca, por lo que la recarga de los acuíferos se violentó.

Cuando llegaron unos de los primeros pobladores provenientes de Parras de la Fuente, Coahuila, a ésta zona se maravillaron porque encontraron una laguna con dos pequeñas islas. Hoy sólo quedan como testigos desolados dos pequeños montículos, en medio de un gran páramo. Hace unos días, una comunicadora de Saltillo me preguntaba: ¿Viesca sí fue un oasis? Le decía que en medio de esa zona semidesértica, con bajas serranías y llanos con plantas xerófitas, la laguna de Viesca y los manantiales que ahí hubo hacían un oasis en medio del desierto, de la sequedad y del calorón.

De niño me tocó todavía ver las acequias por donde corría el agua de los manantiales que ahí hubo. En la casa de mi abuela materna obteníamos el agua sacándola de una noria que estaba en medio del patio, con un pequeño malacate, una soga y una tina. Esto era común en las casas de esta población. Cuando la gente me pregunta por qué es Pueblo Mágico, les contesto de broma que se debe a que a partir de 1958, en que aproximadamente se agotaron los manantiales, la gente aprendió a sobrevivir sin agua y sin agricultura. Su sobrevivencia es lo más mágico que tiene. Tal vez, también, se ha conservado porque su suelo es muy salino, y la sal conserva. En Viesca existió, por unos cuarenta años, una fábrica que procesaba la sal que brota de sus posos, se llamaba Sulfatos de Viesca, (Sulvisa). Elaboraban la sal hada.

Hay tanta sal en el suelo que los postes que sostienen los cables del suministro de energía eléctrica a Viesca y a las comunidades circunvecinas, se carcomen alrededor donde el poste hace contacto con la tierra. Los campesinos dicen que el salitre se “come” el cemento y merma la estructura de fierro de los postes, y sólo están a la espera para que una corriente de viento lagunero tumbe un poste y de paso se lleve hasta una docena más, pues en la parte que están enterrados ya están debilitados.

El 25 de julio pasado, de este año 2021, Viesca, cumplió 290 años, y sigue esperando la solidaridad de los municipios a los que los dio la posibilidad para establecerse porque les compartió parte de sus tierras. A Torreón y a Matamoros. Y al Gobierno Federal para que les proporcione derechos de agua del río Nazas, porque cuando fue repartido ese volumen de agua que provee ese afluente, a finales de los años cuarenta del siglo pasado, a los viesquenses no los tomaron en cuenta porque ellos tenían agua que provenía de manantiales que se recargaban con el agua que les llegaba de las avenidas del río Aguanaval.

Viesca para impulsar un nuevo modelo de desarrollo en medio del desierto, requiere de la solidaridad de los laguneros y de los gobiernos estatal y federal. A diez años para cumplir los trecientos años se abren como nuevas esperanzas la empresa que está generando energía solar y el Centro de Investigación y Jardín Etnobilógico de la UAdeC.

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