Salvador Hernández Vélez

Hace unos días el maestro universitario de la UAdeC, Julio Cu Farfán, me invitó a participar con una charla a un grupo de creadores de arte y de literatura, así como a investigadores de las disciplinas de Humanidades, Sociales y Educación. Me preguntaba antes de la charla: “¿qué les comento?”. Y decidí hablarles en principio del libro “La Misión de la Universidad”, de José Ortega y Gasset. En este pequeño texto sostiene que está de acuerdo en los principios de las universidades: docencia, investigación y cultura. Pero que deben invertirse: cultura, docencia e investigación. En la segunda parte abordé la posición de Edgar Alan Poe en su libro “Filosofía de la composición”, donde explica cuál fue el proceso para crear su obra “El cuervo”. Nos muestra cada paso que da para escribir la obra. Aclara que nada lo deja a la creación espontánea, que no es producto de una inspiración que llega de pronto. Que nada es por obra de la casualidad o de la intuición, sino de un proceso de trabajo muy ordenado y meticuloso. Y finalmente el planteamiento de Alain Badiou, que habla de los cuatro grandes procesos de la verdad: las ciencias, las invenciones políticas o la política de la emancipación, las artes y el amor.

Si de lo que se trata es de organizar el poder crítico y directivo de la inteligencia, el nuevo poder espiritual, entonces corresponde a la universidad crear opinión desde los diferentes medios a su alcance. La misma universidad deberá seguir dando títulos, pero principalmente debe formar personas competentes, pero no debe dejar de lado su vocación, la de contribuir a la movilidad social de los que menos tienen. La universidad desde hace tiempo ha estado alejada de los trabajadores.

Por eso la importancia de la transmisión de la cultura, es fundamental para no perder el rumbo de la universidad. Para ello hay que formar profesionistas cultos, no fragmentados con una interpretación integral del universo. Como dice Ortega y Gasset: “Cultura es el sistema de ideas vivas que cada tiempo posee y el hombre que no vive a la altura de su tiempo vive por debajo de lo que sería su auténtica vida, es decir, falsifica o estafa su propia vida, la desvive”. Por eso la universidad debe contar con profesores que integren los saberes y transmitirlos adecuada, sintética, sistemática e inteligentemente. Tampoco hay que olvidar que la universidad es uno de los lugares en que puede emprenderse la actividad política con menos riesgo y facilidad, por eso debe estar subordinada a un gran proyecto de regeneración cultural. Esto es, la misión de la universidad debe estar al servicio de la necesidad pública.

Ortega, respecto al papel de la cultura en la universidad, señalaba: “No es que tengamos una discusión apasionada sobre el contenido de la cultura, sino que la pregunta misma sobre ella está ausente”. Hay como un hueco. La universidad parece haber cometido el lapsus freudiano de haber olvidado la cultura. La cultura es el plano de la vida, la guía de caminos por la selva de la existencia y el sistema de ideas desde las cuales el tiempo vive en contraposición a quien prefiere falsificar su vida, reteniéndola herméticamente en el capullo gusanil de su mundo ficticio.

Para conseguir una universidad generadora de ideas de cara al futuro, se precisará una reforma no solo de corrección de abusos, sino principalmente de creación de usos nuevos. Por ello, la universidad debe llevar al trabajador el saber universitario porque este se considera valioso y deseable.

Cultura es lo que le da sentido a la vida, lo que permite al hombre vivir sin que su vida sea tragedia sin sentido. No podemos vivir humanamente sin ideas, de ellas depende lo que hagamos. El viejísimo libro de la India nos dice: “Nuestros actos siguen a nuestros pensamientos como la rueda del carro sigue a la pezuña del buey”.

Por eso es ineludible impulsar de nuevo en la universidad la enseñanza de la cultura o el sistema de las ideas vivas que el tiempo requiere. Esa es la tarea universitaria radical, sostiene Ortega. La universidad tiene que ser: transmisión de la cultura, enseñanza de las profesiones e investigación científica y educación de nuevos hombres de ciencia. Se entenderá por universidad stricto sensu la institución en que se enseña al estudiante medio a ser un hombre culto y un buen profesional.

@SalvadorHV

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