Salvador Hernández Vélez

Copérnico (1473 – 1543) y Galileo (1564 – 1642) pusieron la tierra en su lugar; no estaba en el centro de nuestro sistema planetario, como lo sostenía la teoría ptolemaica, ese sitio es del Sol. 200 años después, ahora, Darwin (1809 – 1882) puso al hombre en su lugar, este no era el centro de la creación, pues había evolucionado a partir del reino animal. Estos descubrimientos en su tiempo fueron considerados amenazantes. Para Freud fueron dos graves mortificaciones, heridas narcisistas de la humanidad causadas por la ciencia.

Sigmund Freud, (1856-1939), fundador del psicoanálisis, al dar a conocer el tercer acontecimiento de descentración: demostró que el humano no se conoce a sí mismo, que los actos no son completamente voluntarios porque una parte de la propia mente permanece oculta a su conciencia, y que existe una instancia oculta que también gobierna una parte de nuestra conducta. Una de las grandes contribuciones de Freud es el descubrimiento de la existencia del inconsciente como un sustrato de nuestra mente, así como su papel fundamental en nuestros pensamientos y en nuestra conducta.

Freud identifica el origen del psicoanálisis con la idea de inconsciente. El descubrimiento de la naturaleza de los síntomas neuróticos a partir de un caso de histeria hecho por Josef Breuer, psicólogo austriaco (1842 – 1925), creador del método catártico para el tratamiento de las psicopatologías de la histeria, que basaba su trabajo terapéutico en la hipnosis, le permitió a Freud llegar al descubrimiento de la existencia y función del inconsciente a partir de un sinnúmero de concienzudas observaciones directas obtenidas empíricamente.

La epistemología de Freud es causal, por ello deduce la existencia del inconsciente mediante el estudio causal de los síntomas de la neurosis. En estos síntomas de la neurosis obsesiva, que inicialmente era considerada representaciones e impulsos que no se sabía de dónde surgían, y siendo considerada en ocasiones por el mismo enfermo como energías omnipotentes llegadas de un modo extraño o espíritus que lo dominaban. Tales síntomas y representaciones condujeron a Freud a la convicción de la existencia del inconsciente psíquico.

El inconsciente fue inferido empíricamente por Freud. En palabras del propio autor: “…se trata, en primer lugar, de una viva experiencia, fruto de la observación directa, y luego de la elaboración reflexiva de los resultados de la misma”. Al igual que la física y la biología en sus tiempos, la psicología a finales del siglo 19 sufrió en su interior una ruptura. Antes de esa escisión se proponía el análisis de la conciencia, el análisis de las ideas bajo la forma de la ideología; pero la aparición del psicoanálisis le hizo dar un gran salto, cambió el objeto de estudio: del consciente al inconsciente.

Freud demostró que el inconsciente existe más allá de lo patológico y forma parte de la estructura de los procesos mentales en las personas neuróticas, es decir, de cualquier persona normal, pues desde su postura la mayoría de las personas se clasifican como neuróticas. En el mundo actual la existencia del inconsciente es una premisa de la psicología. En palabras de Freud: “[…] siempre que nos hallamos en presencia de un síntoma debemos deducir la presencia en el enfermo de procesos inconscientes que contienen precisamente el sentido de dicho síntoma y viceversa. Es necesario que tal sentido sea inconsciente para que el síntoma se produzca. Los procesos conscientes no engendran síntomas neuróticos; pero, además, en el momento mismo en que los procesos inconscientes se hacen conscientes desaparecen los síntomas”.

A partir del descubrimiento del inconsciente, Freud elabora una teoría del carácter y de la estructura de la mente. Construye un modelo que divide la mente en tres estratos: un nivel de superficie constituido por lo que comúnmente denominamos conciencia; un sistema preconsciente que nos es accesible por voluntad, reflexión y asociación, incluso sin ayuda externa, y finalmente un sistema inconsciente que característicamente se oculta a nuestra conciencia y a nuestros esfuerzos conscientes y por tanto sólo es accesible mediante el psicoanálisis.

Este descubrimiento aún resulta inaceptable para una parte de la sociedad, del mismo modo que aquellos otros que en su tiempo fueron considerados amenazantes.

@SalvadorHV

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.