Sonia Villarreal

Esta semana el trabajo estuvo de locura, subí y bajé de un avión a otro para ir a la Ciudad de México, en más de una ocasión: Saltillo-Monterrey; Monterrey-México; México-Monterrey; Monterrey-Saltillo y de nueva cuenta. Reuniones aquí y allá, desiciones, consultas, trabajo sin descanso, pero con avances claros.

La verdad es que cuando voy a la Ciudad de México no puedo dejar de pensar y extrañar mi ciudad natal, mi querido Piedras Negras. Eso le comenté a la persona junto a mi en el vuelo de regreso. Era de Monterrey, y entre la plática surgió el tema del caos de los recientes días por las protestas de los Policías Federales.

Yo le dije que estuve varada en el tráfico por cerca de tres horas, pero que afortunadamente, ya fue después de las reuniones que motivaron mi visita a esa ciudad.

Él, sin embargo, me platicó que no le fue nada bien. Como médico le toco atender a uno de los policías que participaban en las protestas cerca del Centro de Mando de la Policía Federal, no fue nada grave, pero dice había mucho enojo, y llegó a sentir miedo. Me platicó que le llamó mucho la atención el panorama que observaba, las gradas de la pista de atletismo se convertieron en una cama para cientos de elementos que fueron a presentar las pruebas para la Guardia Nacional.

Me dijo que el Policía que atendió, le comentó que no les dan ni hospedaje ni comida,  y lo que él vió, fue un lugar lleno de maletas y cartones, había cubetas con las que acarreban agua para bañarse, él le preguntó al policía si siempre fue así, y él le constestó no, que antes contaban con regaderas móviles y hasta con un lugar que se había construido -en otros sexenios- para los que venían de otros estados a realizar un trámite, o para ser desplegados a  otro destino.

Ahora no tenían nada, el estacionamiento de camionetas lo convirtieron en un refugio, y tienen que buscar que alguna de las puertas se abra para pasar la noche dentro y evitar la lluvia y el frío de la ciudad.

Yo escuché con atención, he seguido la información muy de cerca porque es un tema que me preocupa y me ocupa. Tengo claro que estamos atravesando uno de los momentos más criticos de los últimos años en materia de seguridad; la crisis que se vive en la Policía Federal, se origina en prejuicios ideológicos fundados en discursos, caprichos y contradicciones, porque como dicen los mismos policías, si en verdad piensan que son corruptos y están “podridos” ¿porqué los quiere en la Guardia Nacional?, yo no entiendo. Lo que sí entiendo, es que esta semana ha estado llena de noticias, desconciertos, cuestionamientos y mucho trabajo, yo no he parado ni un segundo, pero por lo que veo, no he sido la única que ha tenido una semana de locos. Y tú… ¿qué opinas?