Arcelia Ayup Silveti

Las idolatrías actuales han tomado causes distintos a las del siglo pasado. Sería interesante mencionar algunas de ellas y hacer conciencia de cuáles están en nuestras vidas.  Enumeraré solo algunas: la vanidad, el consumismo, alcohol, drogas, la televisión, los bares, las redes sociales, la gula, casinos, juegos de azar yla apariencia física (en ambos sexos, la forma de vestir y cuidado excesivo del rostro y cuerpo hasta llegar a cirugías estéticas; y en el caso de las mujeres, el maquillaje y cuidado personal). 

Tomo un par de definiciones sobre el término vanidad: “Orgullo de la persona que tiene en un alto concepto sus propios méritos y un afán excesivo de ser admirado y considerado por ellos.” En otra acepción, vanidad, del latín vanĭtas, es la cualidad de vano (vacío, hueco o falto de realidad, sustancia o solidez). Dicho adjetivo está vinculado a lo insustancial, la arrogancia, la presunción y el envanecimiento. El consumismo exacerbado figura entre las veneraciones de hoy, la competencia interminable por tener el celular más nuevo o las prendas de temporada. También se enlista el cosumo de drogas y alcohol de manera más común, así como asistir a bares y antros los fines de semana. 

Es inevitable no mencionar en especial entre la población infantil y juvenil, el fuerte apego al celular, redes sociales y televisión con programación de quinta, que denigra tanto a los televidentes como a los participantes. 

La gula es otra de las adoraciones de este siglo, junto con los juegos de azar que llegan hasta la ludopatía. Pareciera que el ser humano es insaciable en cuanto a lo que ingiere de alimentos y bebidas. Qué decir de los casinos y otros sitios donde se hacen apuestas y llegan a perder todas sus pertenencias. 

El culto al cuerpo destaca entre las prácticas de hoy en día, los gimnasios, salones de belleza y consultorios de cirujanos plásticos están abarrotados, mientras que las librerías, bibliotecas, parques, templos e iglesias están desiertas. Es grande el miedo alsilencio y a la soledad. ¿Cuáles idolatrías brillan en tu altar?

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