Arcelia Ayup Silveti

Infinidad de veces doña Arcelia Silveti Mejía afirmaba que el amor maternal es el más puro de todos.  Fue uno de sus mandatos que tatué en mi memoria genética. En efecto, mi mamá ha estado en todas y cada una de las veces que la he necesitado para cualquier tipo de apoyo. Me remito al lejano, pero presente beso en algún raspón con su respectivo “sana, sana, colita de rana.” 

También a mis constantes visitas médicas con especialistas, la compañía de un gato durante mi niñez y adolescencia, así como mi intervención en los bailables anuales en kínder y primaria: yo siempre levantaba la mano para participar, porque sabía que mi mamá me diría que sí me pagaría el vestuario en turno.  Lo mismo con los viajes escolares y los que no tenían ese nombre. La recuerdo en la antesala de cada operación que me realizaron, bendiciéndome y también a las manos de los médicos. 

Me cuidaba durante mi convalecencia, no importaba la edad que yo tuviese, dejaba su tienda para acompañarme en Ciudad de México, en Torreón, o en Saltillo. 

Desde donde yo radicara en cada coyuntura, ella atendía su mercería a distancia. Hasta el momento es fuerte, atenta, solidaria, lúcida y fiel a sus ideales. Creí que su labor con sus hijos era sencilla hasta que mi propia maternidad me demostró lo contrario. 

No es nada simple, pero sí la más gratificante de todas las que he tenido en esta vida. Escribir textos o libros es fácil, porque ellos hacen exactamente lo que yo les digo, no tienen sueños, ni voluntad. 

Cuesta trabajo saber que los hijos son seres independientes, que están de préstamo con sus padres y que su vida es solo de ellos. Mi hija Jimena desde muy pequeña me ha regalado cientos de elementos con los cuales ha enriquecido mi vida: la mirada más hermosa acompañada de una flor; escribirme una carta; ir juntas atrás de una ranita; pasear en bicicleta; verla equivocarse; compartirme su desbordante amor por los perros y ser mejor persona e hija cada día.  Soy bendecida de ser mamá de Jimena Hernández Ayup y también por ser hija de una extraordinaria mujer. Feliz día a las mamás.