Arcelia Ayup Silveti

Las últimas dos semanas de gestación de Nina, la chihuahueña de mi hija Jimena presentó cambios importantes. La cara de la Nina parecía cada vez más pequeña comparada con su panza que se abultó de manera impresionante, casi le arrastraba al suelo y ya no podía trepar a las sillas o a la cama. Cuando intentaba pararse en dos patas batallaba muchísimo y lo lograba máximo solo un par de segundos. 

 La noche del jueves 12 de marzo, la preñada estaba muy inquieta; se quejaba con mayor frecuencia y parecía no estar cómoda en ninguna postura. Empezó con contracciones y en menos de tres minutos ya estaba la primera perrita a su lado, unida por la placenta. Omitiré detalles para no caer en temas escatológicos. Nina obedeció a su instinto al cien por ciento. La cachorrita no se movía. Nos fuimos al veterinario a medianoche. La pequeñita estaba perfectamente hermosa, aunque no tuvo oportunidad de conocer a sus padres: la Nina y el Tírolo. El especialista afirmó que tuvo ahogamiento del líquido amniótico al momento de nacer. 

La veterinaria nos pidió dejar a la Nina para darle asistencia y estar preparados en caso de necesitar cesárea. A la una de la mañana le llamaron a Jimena para informarle que la radiografía mostraba tres columnas más. Una hora después pidieron autorización para operarla, ya que los cachorros no tenían la postura adecuada para nacer en parto normal. Le hicieron la cirugía y al día siguiente fuimos por la Nina y sus tres diminutos lanudos. 

El papá de los cachorritos, mi perrito Tírolo sigue padeciendo los desplantes de la Nina Félix, quien no quiere que se acerque a ella ni a sus hijos, y cuando lo intenta, le muestra sus fieros caninos y gruñidos para resguardar a sus pequeños y que se mantenga alejado. La doñita es determinante, no la convence la mirada compasiva que le regala el Tirolito con su único ojo, las palabras de Jimena o mías; tampoco el sonido de la fuente, ni la música más relajante. Nina, la Nina Félix es un gran ejemplo de elevada autoestima: algún día aprenderé a quererme tanto como ella a sí misma.