Iván Garza García

¿Qué distancia existe entre México y Dinamarca? En términos territoriales, según el Tío Google, más de 9 mil 100 kilómetros separan a las tierras aztecas del desarrollado país nórdico. El trecho no es tanto, podrían pensar algunos; pero en materia de salud, la separación entre ambas naciones es abismal.

Fue en enero de 2020 cuando el presidente de las y los mexicanos afirmó sin tapujos que nuestro sistema de salud iba a ser como el danés; es decir, un modelo en el que los hospitales y centros de salud funcionan correctamente mediante financiamiento mayormente público y en el que se destina el 11 por ciento del PIB solamente a los servicios sanitarios. La optimista declaración ha sido reiterada en no pocas ocasiones; incluso, en una de ellas, se aseguró que la ansiada mejora ocurriría a finales de 2023. No sé a usted, amable y única lectora, pero a mí me parece que el referido compromiso gubernamental nomás no se ha concretado.

Un botón basta de muestra: tan solo el año pasado, tan solo en el IMSS y tan solo en Coahuila (permítaseme la incorrecta repetición para dar mayor énfasis), 549 mil 631 recetas presentadas por los derechohabientes no fueron surtidas. Dicho de otra forma, cada día del año anterior, a 1506 personas se les negaron los fármacos que requerían para atender sus malestares; insisto, esto solamente en el referido sistema de seguridad social y en nuestro estado.

Lo anterior no es un fenómeno nuevo ni exclusivo de una entidad federativa; de hecho, de acuerdo con información proporcionada por el colectivo Cero Desabasto, durante 2022 dejaron de proveerse un total de 15.2 millones de recetas en las principales instituciones de salud a lo largo y ancho del territorio nacional. Si bien, el mencionado reporte aún no se encuentra actualizado, la tendencia marca al alza; por lo tanto, se presume que la aterradora cifra haya sido más abultada en el año que recién concluyó.

Frente a la compleja situación, el gobierno de la República anunció el establecimiento de un enorme almacén en el que se contaría con “todas las medicinas del mundo”; así, la Mega Farmacia del Bienestar (no podría ser llamada de otra manera), fue inaugurada con bombo y platillo el pasado 29 de diciembre. Durante el correspondiente evento de arranque, se aseguró que la mencionada bodega de medicamentos era probablemente la más grande del orbe; que funcionaría las 24 horas del día, los 7 días de la semana; que habría un teléfono para hacer accesible la atención al público y que los medicamentos solicitados se distribuirían a cualquier parte del país en un lapso máximo de 48 horas.

En su primer mes de funcionamiento, los resultados del oficialmente denominado Centro Federal de Almacenamiento y Distribución de Insumos para la Salud, son poco alentadores. Al respecto, el director de Birmex, Jans Pedro Lohman (de grato recuerdo en estos lares tras su paso por la VI Zona Militar con sede en Saltillo), explicó que se recibieron un total de 12, 541 llamadas de solicitud y, aunque en poco más del 50 por ciento de los casos no hubo interacción, a la fecha del reporte solo se registraron 67 recetas debidamente surtidas; leyó usted bien, únicamente 67 personas recibieron los medicamentos que solicitaron a través de un enorme centro de almacenamiento y distribución de fármacos cuya inversión superó los 219 mil millones de pesos. Además, gracias a una investigación publicada en El Universal, ahora se sabe que la mentada Mega Farmacia inició operaciones con tan solo el 0.9 por ciento de los medicamentos que puede almacenar.

Aquí en confianza, la historia de la Mega Farmacia del Bienestar parece sumarse a la de un aeropuerto que luce casi desierto, a la de una refinería que no refina y a la de un tren que no llega a su destino. Con tumbos que nos llevaron del Seguro Popular al INSABI y de ahí al IMSS Bienestar; con hospitales, centros de salud y unidades médicas en total abandono; con un desabasto de medicamentos e insumos sin precedentes; con un exiguo incremento al presupuesto en la materia que no corresponde las necesidades actuales y con más de 50 millones de mexicanas y mexicanos que no tienen acceso a servicios de salud, el propósito de ser como Dinamarca está lejos, muy pero muy lejos de ser alcanzado. Ahí se los dejo para la reflexión.

 

 

Nota. Lo antes expuesto representa

 la opinión personal del autor