Iván Garza García

Hace casi 40 años, el 09 de octubre de 1984, se estrenó en el Reino Unido la serie infantil animada Thomas y sus amigos; en Estados Unidos, esta empezó a transmitirse en enero de 1989 y fue hasta el 2002 cuando las aventuras de la icónica locomotora azul llegarían a las pantallas latinoamericanas a través de Discovery Kids. Tras 23 temporadas, una docena de largometrajes y no pocos episodios especiales, Thomas continúa sus andanzas en la imaginaria isla de Sodor. El longevo programa televisivo está basado en The Railway Series; saga de 41 libros escritos - en principio - por el Reverendo Wilbert Awdry. De hecho, los referidos textos tienen como antecedente las historias que Wilbert le contaba a su hijo Cristopher para entretenerlo mientras se recuperaba del sarampión. El Reverendo escribió los primeros 27 libros; luego, el que de niño escuchó los relatos de la boca de su padre, decidió continuar con su labor y publicó 14 más. 

No sé si fue la historia de los Awdry y su aportación a literatura;  la serie de Thomas con la emblemática narración de Ringo Star en los inicios del programa o simplemente una reminiscencia de tiempos pasados, el factor que influenció al presidente de las y los mexicanos; pero, lo cierto es que el principal inquilino del Palacio Nacional siente una extraña fascinación por los trenes, casi al nivel del mismísimo Sheldon Cooper (si no ha experimentado el indescriptible placer de ver The Big Bang Theory, absténgase de seguir leyendo).

Hace algunos días, el mandatario nacional adelantó que, para conmemorar la promulgación de la Carta Magna, enviaría al Congreso al menos una decena de iniciativas de reforma constitucional para hacer corresponder el contenido de la ley suprema con los postulados de la cuarta transformación. Llama la atención que uno de los proyectos modificatorios (ya habrá ocasión de comentar los demás) tenga que ver precisamente con el sistema ferroviario mexicano. Si bien, es temprano para conocer de que va la propuesta, ya antes el gobernante había dado algunas señales; ello, a partir de la publicación del decreto por que se declaró área prioritaria para el desarrollo nacional, la prestación del servicio público de transporte ferroviario de pasajeros.

Mientras todo esto ocurre, ya tenemos en nuestro haber el famosísimo Tren Maya, cuyo trazo definitivo fue anunciado en agosto de 2018 y la colocación simbólica del primer durmiente se llevó a cabo en el mes diciembre de ese mismo año, aunque formalmente su construcción arrancó hasta junio de 2020. Originalmente, el costo de la magna obra se estimó en 150 mil millones de pesos y se dijo que, una vez en funcionamiento, el ferrocarril atraería a 8 mil turistas diariamente. Para diciembre del 2020, la proyección de costos ya se elevaba por encima de los 321 mil millones de pesos. Luego, según notas de BBC News en las que se analizó información proporcionada por la SHCP, antes de la inauguración parcial del referido tren efectuada el 15 de diciembre de 2023, el presupuesto de la obra ya superaba los 500 mil millones de pesos; desde luego, la cuenta sigue.

Como si lo anterior no fuera suficientemente cuestionable, el pasado 19 de enero el Tren Maya falló dejando varados a sus ocupantes por más de cuatro horas; los pasajeros – que ya de por si habían sufrido un retraso de dos horas en la salida – fueron retornados en autobús hacia la estación de origen y aunque los operadores del ferrocarril hicieron el compromiso de reembolsar a los afectados lo pagado, ello no ha ocurrido. Sorprendentemente, mientras esto escribo continúa suspendida la venta de boletos para los diferentes tramos del tren. La mencionada falla se suma a otras ya documentadas, tales como los recurrentes retrasos que se presentaron al inicio de las operaciones; la suspensión de cuatro días en el servicio a finales de diciembre y un desperfecto más reportado el 5 de enero. Así, con un altísimo sobrecosto, en este caso no aplica el dicho que reza “lo barato sale caro”.

Aquí en confianza, cual si se trátase de una premonición, el hombre que soñó con los trenes declaró en su conferencia mañanera del 28 de diciembre: “Como todo, vamos normalizando el servicio. Va a llegar el día, no pasado el tiempo, sino pronto, muy pronto, que el Tren Maya vaya a llegar puntal; va a salir y va a llegar puntal … vamos hacia allá”.  Seguramente mi amable y única lectora se estará preguntando si lo afirmado por el gobernante fue solo una broma del día de los inocentes. Al tiempo.

 

 

Nota. Lo antes expuesto representa

 la opinión personal del autor