Iván Garza García

En la gustada tragicomedia titulada “Al diablo con las instituciones”, traída hasta los hogares mexicanos gracias al gentil patrocinio del Presidente de la República, llega a nosotros un episodio más que bien podría llevar por nombre “los organismos autónomos no sirven para nada”.

Apenas el pasado 10 de diciembre rindió protesta el nuevo titular del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales; organismo que opera de manera incompleta desde marzo de 2022, toda vez que el Senado ha sido omiso en la designación de tres de los siete comisionados que integran su pleno. Sin embargo, en un nuevo golpe de timón y apenas unas horas después del antes mencionado nombramiento, el mandatario nacional informó al respetable que, antes de que concluya su gestión, enviará una iniciativa de reforma para eliminar algunos de los organismos constitucionales autónomos; entre ellos, precisamente el INAI. La propuesta descansa en el argumento de que los referidos órganos representan un alto costo presupuestal, mientras que su actividad real es casi nula. “Hay muchos organismos onerosos que no sirven para nada; son gastos superfluos”, aseguro el titular del Ejecutivo este lunes en su conferencia mañanera; “tenemos que hacer una reforma administrativa y tienen que desaparecer todos esos organismos supuestamente autónomos, porque no le sirven al pueblo; están al servicio de las minorías”, sentenció el hijo predilecto de Macuspana.

Otras áreas de similar naturaleza que se encuentran en vías de extinción, según el dicho del Presidente, son la Comisión de Competencia Económica (COFECE), encargada de detectar y frenar prácticas monopólicas; el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), cuya finalidad es regular y supervisar los servicios de telecomunicaciones y radiodifusión, así como la Comisión Reguladora de Energía (CRE), que aunque en realidad es un órgano desconcentrado de la Secretaría de Economía, goza de autonomía técnica, operativa y de gestión para promover el desarrollo eficiente de las industrias eléctricas y de gas natural.  

El ataque del mandatario mexicano en contra de los organismos constitucionales autónomos no es algo que resulte novedoso; sin embargo, no por ello deja de ser preocupante, pues tal parece que se ha dejado de lado que la existencia de tales instituciones obedece precisamente a la evolución de la teoría clásica de la división de poderes.

Lo que seguramente no le dijeron al gobernante en turno es que los organismos de marras son depositarios de funciones primordiales del Estado y que, a través de su actividad, se busca desmonopolizar, especializar, agilizar y, sobre todo, independizar la labor que a cada uno de ellos corresponde. Así, los órganos autónomos aparecen en la escena ante la imperiosa necesidad de limitar los excesos en los que han incurrido los poderes tradicionales, principalmente el Ejecutivo; mientras que sus tareas no deben sujetarse a las coyunturas políticas. De ahí que, de concretarse la propuesta, la supresión de los organismos constitucionales autónomos significará un verdadero retroceso en materia de equilibrio constitucional.

Aquí en confianza, así como en su momento lo estuvo el INE, hoy por hoy el INAI se ha colocado en la certera mira de la escopeta presidencial; primero, a través de la paralización del organismo; luego, con el anuncio de una reforma constitucional tendiente a su desaparición y, por si fuera poco, también mediante el terrible recorte presupuestal de más de 71 millones que sufrirá el garante de la transparencia en 2024. Surge entonces la inquietante pregunta: ¿será que el experimentado político tabasqueño pretende terminar de enterrar la información pública que pudiera comprometer su gestión presidencial? Tal vez – parafraseando al Flaco de Úbeda, Joaquín Sabina – la eliminación del INAI tiene como real propósito “condenar a galeras los archivos … cuando al punto final de los finales no le sigan dos puntos suspensivos”. Ahí se los dejo para la reflexión.

 

 

 

Nota. Lo antes expuesto representa

 la opinión personal del autor