Iván Garza García

Como en toda creación del cineasta californiano Tim Burton, la fantasía oscura se hace presente en el largometraje estrenado en 1990 bajo el nombre en español “El joven manos de tijera”. Escrita por la novelista Caroline Thompson y protagonizada por quien ahora mismo se encuentra enfrascado en un polémico juicio por difamación, Johnny Depp, la película narra las vicisitudes de un hombre creado artificialmente que en lugar de tener manos cuenta con afiladas tijeras. Como era de esperarse, la interacción social del sujeto resulta complicada, hasta que queda al descubierto su talento para elaborar artísticas figuras haciendo uso de las navajas que tenía por dedos. Aunque la cinta recibió varias nominaciones y premios, en la vida real no todo certero corte produce como consecuencia una obra de arte; eso bien lo sabemos en estos desérticos lares.

Cada vez son más habituales las noticias sobre las disminuciones presupuestales de las que son objeto algunas (subrayo la palabra algunas) entidades federativas. Ayer mismo, mientras las madres mexicanas recibían toda suerte de felicitaciones y cualquier cantidad de portarretratos confeccionados con sopa de coditos, los medios locales daban cuenta de un nuevo recorte económico que viene a sumarse a las recurrentes estocadas recetadas desde el centro.

De acuerdo con información oficial dada a conocer por el Administrador Fiscal General de Coahuila, Javier Díaz,  tan solo del 2018 al 2021 el estado ha dejado de recibir 7 mil 620 millones de pesos en concepto de participaciones y aportaciones federales; 7 mil 770 millones que corresponden a fondos y fideicomisos, así como 3 mil 225 millones que debieron ingresar a las arcas estatales por convenios y subsidios. Dicho de otra forma, durante los primeros tres años del actual régimen, Coahuila sufrió una histórica poda de casi 19 mil millones de pesos, lo que equivale a ocho aviones presidenciales como el que ahora se renta para bodas, despedidas de soltera y fiestas de quince años; ¡sí!, leyó usted bien amable y única lectora, ocho aviones y todavía alcanzaría para tunear a la mitad de ellos.

Como si lo anterior no fuera suficiente, ahora se sabe que en el primer bimestre del 2022 Coahuila resintió un recorte adicional de 350 millones de pesos tan solo en el  rubro de participaciones, ello sin contar la desaparición de 101 fondos federales, algunos de los cuales robustecían las finanzas de la entidad, como lo son el Fondo Metropolitano, el Fondo Minero y el Fondo para el Fortalecimiento de la Seguridad. Como cereza de este amargo pastel podemos mencionar la inminente eliminación del Fondo de Hidrocarburos respecto del cual tan solo se han recibido 6 millones de pesos de los 600 presupuestados para este ejercicio. Así, como ver una fotografía del rostro de este improvisado columnista, el panorama no pinta nada claro y ni siquiera hemos llegado a la mitad del año.

Pese a lo antedicho, aquí en tierras coahuiltecas ha cobrado especial relevancia el concepto de eficiencia. Hacer más con menos nunca será tarea sencilla, pero el mandatario local ha sabido administrar los recursos públicos de manera destacada. Propios y extraños lo han reconocido, Miguel Riquelme gobierna con firmeza y prudencia;  es respetuoso de sus pares y de quien dirige los destinos de la nación; reclama enfático lo que corresponde a la entidad pero evita la bravuconería de la que frecuentemente hacen gala quienes ocupan una posición de poder. De ahí que la calificación obtenida por el gobernante no sea gratuita. Al respecto, en días pasados la consultora Mitofsky publicó los resultados de la encuesta que evalúa a las y los gobernadores de los diferentes estados de la República, colocando al de Coahuila en el primer lugar de la lista con el 64.9 por ciento de aprobación ciudadana. Ahora bien, para poner los datos en perspectiva, debemos considerar que la misma casa encuestadora mide diariamente la aprobación presidencial, la cual – mientras esto escribo – se ubica en los 60. 3 puntos porcentuales.  

Aquí en confianza, creo firmemente en la cooperación entre los pueblos como un mecanismo de desarrollo; sin embargo, antes de contraer compromisos económicos en el extranjero, ¿no sería deseable que las autoridades federales fortalecieran las finanzas públicas y evitaran recortes presupuestales que afectan profundamente a las entidades del país? Por que acá de este lado, las “manos de tijera” parecen más bien el elemento central de una película de terror. Ahí se los dejo para la reflexión.