Iván Garza García

No se puede hablar de Coahuila sin referirnos a la tierra en la que se domó al inclemente desierto; el lugar en el que día a día cientos de miles de hombres y mujeres trabajan con tesón para arrancar del árido suelo los frutos del esfuerzo.  El pedazo de México que puede presumir un corazón de acero; el del pan de pulque y el sarape; el de la Universidad Autónoma y su Ateneo Fuente; el del Teatro Isauro Martínez y el Canal de la Perla; el de las impresionantes pozas y dunas de yeso. El Coahuila de Ramos Arizpe, Zaragoza, Madero y Carranza; la entidad donde se defienden a capa y espada la dignidad y la autonomía.

La historia no podía ser distinta de cómo nos fue contada al inicio de esta semana. Tal vez, ávido de reflectores que le permitieran  justificar los recurrentes yerros en los que se ha visto involucrado, el Director de la CFE Manuel Bartlett, cuestionó ácidamente al Gobernador coahuilense por algunas de sus declaraciones en torno a los hechos ocurridos en la mina de carbón Micarán; en estas, el mandatario señaló las condiciones de seguridad ofrecidas por los productores a raíz del decremento en los precios del mineral y los beneficios selectivos que otorga la empresa productiva del Estado a favor de unos cuantos, lo que ha colocado a la economía de la Región Carbonífera en situación crítica. Las reacciones del sempiterno funcionario no se hicieron esperar y, a través de su cuenta de twitter, se lanzó en contra del gobernante local a quien responsabilizó del derrumbe en el que perdieron la vida siete mineros.

 

Si el “hombre de las veinticinco casas” - como se le conoce en los corrillos políticos al otrora Secretario de Gobernación -  llegó a pensar que con la afrenta lanzada el tema ahí paraba, cometió un grave error. Fiel a su estilo, Miguel Riquelme salió al quite sin dejarse amilanar. En primer término, el lagunero hizo patente que pese a las diferencias ideológicas, su gobierno ha trabajado de manera coordinada con la federación; pero luego, tuvo a bien recetarle al también ex gobernador de Puebla unas cuantas verdades.

“Más vale una colorada que cien descoloridas”, reza el refrán popular. De esa forma, el coahuilense (a través de la misma red social) detalló que el sector minero y eléctrico son competencia exclusiva de la federación y que el señor Barlett debía saberlo mejor que nadie. “Es muy grave su ignorancia y más grave su cinismo al adjudicar estas responsabilidades a quienes no tenemos facultades legales sobre este sector”, sentenció el mandatario y al hacerlo no le faltó razón; así lo establece la Constitución al determinar las funciones que el Estado Mexicano ejerce de manera exclusiva al ser consideradas áreas estratégicas.  Pero no solo eso, el titular del Ejecutivo estatal invitó a su interlocutor a cumplir las atribuciones que por ley le corresponden antes de intentar siquiera repartir culpas y recordó que como director de la CFE “inventa incendios para justificar sus apagones”; tampoco con ese dato faltó a la verdad; a inicios del presente año la empresa eléctrica se vio obligada a reconocer la falsedad del documento en el que se trataba de aclarar que el mega apagón registrado por aquellas fechas fue causado por un incendio en Tamaulipas.

Aquí en confianza, tratar de dar un sesgo político a la tragedia ocurrida en Múzquiz es un acto reprochable, por decir lo menos; el gobernador coahuilense así lo asumió. Sin mayores aspavientos y en total respeto a las facultades federales se apersonó en la mina colapsada, dio la cara, destinó recursos humanos y materiales, mientras dirigió los trabajos de rescate; puso en el frente a la recién ungida (con merecimientos bastantes) Secretaria del Trabajo Nazira Zogbi, quien no se movió un ápice del sitio hasta en tanto fue recuperado el último de los cuerpos. Pero la bravura caracteriza a los del norte y Miguel Riquelme respondió al ataque enviado desde el centro;  al hacerlo, supo honrar la tradición de valentía y congruencia que tantas veces han mostrado los originales de estas tierras.

Un amigo repetía: “las noticias se escriben en los periódicos, pero la historia está reservada para los libros y la memoria”; indudablemente, el episodio no será olvidado.