Iván Garza García

De esto, poco se ha dicho; con apenas algunas menciones en ciertos medios de comunicación de circulación nacional, se dio cuenta al respetable sobre el registro de una nueva masacre perpetrada en contra de los integrantes de una familia. Ahora fue Reynosa, en el estado de Tamaulipas, el escenario de los aterradores hechos de sangre.

De acuerdo con los reportes y referencias, al regresar de la celebración de un bautizo, ocho personas, entre ellas cuatro niños, sufrieron un ataque a manos de un grupo armado, presuntamente perteneciente a una célula criminal. La agresión ocurrió en el Ejido Plan de Alazán, ubicado en el mencionado municipio fronterizo. Tres de las víctima murieron en el embate; cuatro más resultaron gravemente heridas.

Sin ofrecer mayores detalles, la Fiscalía de aquella entidad confirmó los acontecimientos e informó que entre los fallecidos se encuentran dos hombres y un menor de tan solo catorce años de edad.

Los sobrevivientes narraron que regresaban a su comunidad a bordo de dos camionetas, mientras que los presuntos delincuentes los iluminaron con linternas para marcarles el alto. Ante el temor, los conductores de los vehículos decidieron acelerar, por lo que fueron perseguidos, al tiempo que recibían ráfagas de disparos. Los ocupantes de una de las unidades fueron ultimados, mientras que el resto logró llegar con vida al Ejido al que se dirigían; fue hasta entonces que los pistoleros optaron por retirarse.

Los escalofriantes sucesos ocurrieron diecinueve días después de la matanza de nueve integrantes de la familia méxico – americana de origen mormón, LeBarón. Como es de todos sabido, en aquella ocasión fueron cruelmente asesinadas tres madres de familia y seis niños, en los límites entre los estados de Sonora y Chihuahua. En aquel entonces Donald Trump condenó los hechos de la manera acostumbrada; a través de su cuenta de Twitter el mandatario norteamericano pidió a México que declarara la guerra a los cárteles y ofreció el apoyo de su país para que el nuestro pudiera hacer un trabajo de “limpia” en forma rápida y efectiva.

Por su parte, en días pasados, la comunidad LeBarón radicada en los Estados Unidos lanzó una petición formal para que el gobierno de las barras y las estrellas designe como terroristas a los grupos criminales de la droga. A través de la plataforma Petitions White House, los promoventes de la iniciativa afirmaron: “no podemos permitirnos continuar con las mismas políticas fallidas que se ejercen para combatir al crimen organizado ¡Son terroristas y es hora de reconocerlo!”. Adicionalmente, aseguraron que la delincuencia busca obtener poder político para crear un narcoestado. Para Bryan LeBarón, México no tiene suficientes recursos, soldados ni armas para atender eficazmente el flagelo, “lo vimos en la liberación del hijo del Chapo Guzmán”, sentenció el activista. Señaló que en nuestro país, cada año,  los homicidios dolosos superan en más del 35 por ciento los cometidos en conjunto por todos los grupos terroristas designados oficialmente. Según la referida plataforma, los peticionarios contarán con treinta días para reunir cien mil firmas de apoyo, hecho lo cual, el inquilino de la Oficina Oval tendrá la obligación de tomar una determinación al respecto, en un plazo no mayor a sesenta días.

Aquí en confianza, el debate sobre el narcoterrorismo en México apenas comienza y aunque el Presidente Andrés Manuel López Obrador haya declarado que no permitirá por ningún motivo la intromisión extranjera en asuntos internos y que, además, no cambiará su estrategia en materia de seguridad, la calificación de terroristas que merezcan las acciones del crimen organizado puede significar el más efectivo argumento para justificar la intervención norteamericana. No dude usted, amable y única lectora (mi mamá), que más temprano que tarde ésta nación sea mencionada en el informe anual sobre el terrorismo global, elaborado por el Departamento de Estado de la Unión Americana. Mientras tanto, el tema de marras se discute precisamente en el año que se perfila para ser el más violento desde que se cuenta con registro y, sobre el particular, aún queda mucha tela de donde cortar.

Beatriz Pagés Rebollar, quien por cierto hace algunos meses renunció a su militancia en el PRI tras las salida de José Narro Robles del mismo instituto político, dijo al entregar su mensaje con motivo del Premio Nacional de Periodismo que lleva el nombre de su padre, José Pagés Llergo, refiriéndose a lo que ella misma denominó “patricidio”: “… porque cada vez que se ofende y humilla a las fuerza armadas; cada vez que se obliga a la ley a ponerse de rodillas ante el crimen, se asesina a la patria.” Ahí se los dejo para la reflexión.