Rubén Aguilar Valenzuela 
El próximo 11 de marzo tomará posesión como presidente de Chile Gabriel Boric Font (Punta Arenas, 11 de febrero de 1986). Apenas habrá cumplido los 36 años. Su actividad política inició como dirigente estudiantil en las movilizaciones que tuvieron lugar en 2011, por lo que forma parte de una nueva generación de políticos chilenos de izquierda que nació de la lucha en las calles.
 
En 2013 Boric fue electo como diputado por la Región de Magallanes para el período legislativo 2014-2018 y luego para el de 2018-2022. Participó también en la creación del Frente Amplio (FA), una coalición de organizaciones y partidos de izquierda, que en las elecciones de 2017 participó por primera vez y obtuvo el tercer sitio. En 2018 fue uno de los fundadores del partido Convergencia Social, parte del FA. En marzo de 2021, al cumplir los 35 años exigidos por la ley chilena, Boric este partido lo nominó como candidato a la presidencia.
 
Después de ganar las primarias presidenciales en julio de 2021 Boric se convirtió en el candidato de la coalición Apruebo Dignidad. El 19 de diciembre del mismo año, en la segunda vuelta de las elecciones contra el derechista José Antonio Kast, el antiguo líder estudiantil ganó la presidencia con el 55.8 % del voto.
 
El discurso del triunfo
 
La noche de la elección, al conocerse que había ganado, Boric —descendiente de emigrantes croatas— leyó un discurso de nueve páginas a renglón abierto muy bien cuidado. Sabía que tenía que ser claro y preciso; que su elección había despertado muchas expectativas, pero también miedo en quienes no votaron por él.
 
El texto de ese discurso sintetiza la visión de la política y el proyecto de gobierno de Boric, así como establece los términos de un nuevo discurso de izquierda no sólo en Chile, sino también en América Latina. Está muy lejos de la vieja —muy vieja— narrativa de la izquierda populista que ocupa hoy el poder en varios países de la región. Al analizar esta intervención de Boric Font, encuentro tres partes que pienso marcan lo que puede —y debe— convertirse en el discurso de una izquierda latinoamericana demócrata y moderna, en sintonía con lo que sucede en el mundo más allá de la región.
 
La primera parte habla de su compromiso con la democracia. Boric deja claro que la izquierda es demócrata o no es izquierda. La segunda parte delinea el proyecto de un gobernante de izquierda que pone énfasis, entre otros temas, en la justicia social, la causa de las mujeres, la igualdad sustantiva y el respeto al medio ambiente. En la tercera parte, el discurso se propone dejar en claro que no existe relación alguna entre la izquierda que él representa y las izquierdas populistas y autoritarias que hoy en día abundan en América Latina.
 
El demócrata de izquierda
 
Al inicio de su intervención Boric dijo, refiriéndose a la votación: "No importa si lo hicieron por mí o por mi contrincante: lo importante es que lo hicieron, que se hicieron presentes, que mostraron su compromiso con este país que es de todas y todos". Agradeció la participación de todos los candidatos —con nombre y apellido— que compitieron por la presidencia. Les dijo que "la democracia la hacemos entre todos, y necesitamos de cada uno".
 
Más adelante, Boric añadió que "el futuro de Chile nos necesita a todos del mismo lado, del lado de la gente, y espero contar con su apoyo, sus ideas y propuestas para comenzar mi gobierno. Sé que más allá de las diferencias que tenemos, en particular con José Antonio Kast, sabremos construir puentes entre nosotros para que nuestros compatriotas puedan vivir mejor. Porque lo que sí nos une es el amor a Chile y su gente".

Con sencillez, sin la arrogancia propia de los populistas latinoamericanos, quienes con frecuencia parecen pensar que la historia inicia con ellos, Boric siguió: "Y sé que la historia no parte con nosotros. Me siento heredero de una larga trayectoria histórica, la de quienes, desde diferentes posiciones, han buscado incansablemente la justicia social, la ampliación de la democracia, la defensa de los derechos humanos, la protección de las libertades".
 
El líder electo de Chile se compromete, como estadista, a ser "presidente de todos los chilenos y chilenas; de quienes hoy votaron por este proyecto, de quienes eligieron otra alternativa y también de quienes no concurrieron a votar". Así, Boric marca una diferencia fundamental con los populistas supuestamente de izquierda que dividen a sus países, de manera maniquea, entre buenos y malos. Ellos solo gobiernan para lo suyos y no para los demás.  Como demócrata —cosa que no puede decirse de los populistas— Boric sostiene que "desestabilizar las instituciones democráticas conduce directamente al reino del abuso, la ley de la selva, y el sufrimiento y desamparo de los más débiles. Vamos a cuidar la democracia, cada día, todos los días".
 
El antiguo líder estudiantil añade que "los avances, para ser sólidos, requieren ser fruto de acuerdos amplios. Y que, para durar, deben ser siempre peldaño a peldaño, graduales, para no desbarrancar ni arriesgar lo que cada familia ha logrado con su esfuerzo".


Ilustración: Patricio Betteo
 
El proyecto de gobierno de un demócrata de izquierda
 
El de Boric Font es un programa realmente de izquierda, a diferencia de aquel de los populistas que se asumen como progresistas pero en los hechos mantienen posiciones conservadores o incluso reaccionarias en temas centrales de la modernidad. Al hablar de su propuesta, el presidente electo se dirigió antes que a nadie a las niñas y niños, de quienes dijo que sueñan con "un Chile verde y de amor".
 
Boric también habló de un Chile "que cuide la naturaleza y los animales" y "que recupere las plazas de los barrios para poder jugar, un Chile donde papás y mamás tengan más tiempo para estar con sus hijos, y los abuelos y abuelas no estén solos en esta etapa de su vida".
 
A las mujeres les dijo que "se organizaron en todo Chile para defender los derechos que tanto les ha costado alcanzar. Desde el derecho a voto hasta el derecho a decidir sobre su propio cuerpo". Del mismo modo, se comprometió a defender el "derecho a la no discriminación por el tipo de familia que haya decido formar hasta el reconocimiento por las tareas de cuidado que hoy realizan", añadiendo que las mujeres "serán protagonistas de nuestro gobierno".
 
En materia económica, Boric sostuvo que "un crecimiento económico que se asienta en desigualdad tiene pies de barro" y que "sólo con cohesión social, reencontrándonos y compartiendo un piso común, podremos avanzar hacia un desarrollo verdadero y sostenido, que llegue a cada familia chilena". El presidente electo también se comprometió a lograr, de forma gradual y sin promesas demagógicas, "una salud oportuna que no discrimine entre ricos y pobres igualando hacia arriba el acceso, la calidad y los tiempos de respuesta". Expresó que buscará garantizar "pensiones dignas para quienes han trabajado toda su vida haciendo grande a nuestro Chile y no pueden seguir esperando" pues "crecimiento y distribución justa de la riqueza deben ir de la mano".
 
Boric también habló de la importancia "fortalecer la educación pública, garantizar los derechos de los trabajadores para construir un país con Trabajo Decente y mejores salarios" y de "crear un sistema nacional de cuidado que reconozca y valore a las mujeres que hoy cuidan, avanzando también en corresponsabilidad y dejando atrás la herencia patriarcal de nuestra sociedad".

A diferencia de los populistas de izquierda, que muchas veces golpean el campo de la cultura y la ciencia, Boric se propone "poner la cultura en el lugar que merece y no como vagón de cola, dignificando a sus trabajadores, expandir el deporte y fomentar la ciencia". Su proyecto contempla "avanzar hacia una nueva relación con los pueblos originarios reconociendo su derecho a mirar el mundo desde otras perspectivas lingüísticas y culturales".
 
Boric reconoció que el cuidado del medio ambiente, como en todos los gobiernos realmente de izquierda, es un tema central, diciendo que "el cambio climático, queridos compatriotas, no es una invención. Está acá, y genera efectos directos sobre nuestras vidas y las de futuras generaciones".  En ese marco, sostuvo que "no podemos mirar para el lado cuando nuestros campesinos y agricultores, cuando localidades enteras no tienen agua o cuando se destruyen ecosistemas únicos pudiendo evitarlo". El antiguo líder estudiantil también hizo referencia al "drama de la falta de vivienda y el acceso a servicios básicos" y a "la emergencia en seguridad que estamos viviendo" que hace necesario "hacer de los barrios lugares más seguros y libres de narcotráfico".
 
El esbozo del programa de gobierno de Boric Font pone al centro "el respeto a los derechos humanos, siempre y en todo lugar debe ser un compromiso inclaudicable y que nunca, por ningún motivo, un presidente le debe declarar la guerra a su propio pueblo".  En contra de la posición de los populistas supuestamente de izquierda con relación al periodismo crítico, el nuevo presidente de Chile plantea con fuerza que "la prensa libre es fundamento esencial de la democracia" y que los periodistas son el vehículo con la sociedad. 
 
Con gran sentido de responsabilidad, Boric Font admitió frente a la sociedad chilena que el camino a seguir "será difícil, no cabe duda, pero vamos a ir avanzando con pasos cortos, pero firmes, aprendiendo de nuestra historia". Y con el realismo propio de un verdadero estadista, afirmó que "desde luego, no todo puede hacerse al mismo tiempo y tendremos que priorizar para ir logrando avances que nos permitan mejorar, paso a paso, la vida de nuestra gente. No será fácil, no será rápido, pero nuestro compromiso es avanzar por esa senda con esperanza y responsabilidad".
 
El deslinde de la izquierda populista
 
Salvo contadas y honrosas excepciones, la izquierda de América Latina nunca se ha manifestado abiertamente por la democracia. Retomo ahora ocho párrafos de la intervención de Boric que contrastan diametralmente con lo que predican los populistas de izquierda latinoamericano, tanto los que son autoritarios como quienes encabezan dictaduras:
 
Recibo este mandato con humildad. Sé que en los años que vienen se juega el futuro de nuestro país. Por eso les garantizo desde ya que seré un presidente que cuide la democracia y no la exponga, que escuche más de lo que habla; que busque la unidad de los acuerdos y que atienda, día a día, a las necesidades de las personas; que combata los privilegios y trabaje cada día por la calidad de vida de tu familia.
 
Hemos llegado hasta acá con un proyecto de gobierno que puede sintetizarse en pocas y simples palabras: avanzar con responsabilidad en los cambios que Chile viene demandando, sin dejar a nadie atrás. Esto significa crecer económicamente; convertir lo que algunos entienden como bienes de consumo en derechos sociales, garantizar una vida más tranquila y segura, profundizar las libertades de todos, y especialmente de todas: en nuestro gobierno las mujeres no retrocederán en los derechos y libertades que han logrado a la largo de la historia.

Nuestro proyecto también significa avanzar en más democracia y, por supuesto y como ya lo hemos dicho acá, cuidar el proceso constituyente, motivo de orgullo mundial y único camino para construir, en democracia y con todos, un país mejor. Por primera vez en nuestra historia estamos escribiendo una Constitución de forma democrática, paritaria, con participación de los pueblos originarios. Cuidemos entre todos este proceso para tener una Carta Magna que sea de encuentro y no de división.
 
Vamos a trabajar en equipo con todos los sectores. Los desafíos son demasiado relevantes para quedarnos atados a las trincheras. Aquí todas y todos somos necesarios. Las y los trabajadores que forjan día a día la riqueza de nuestra patria. La cooperación del mundo empresarial, construir alianzas, acercar miradas. Si estamos aquí es para asegurar que la prosperidad alcance a cada rincón de nuestra tierra, y para eso nadie sobra.
 
En esta noche de triunfo repito el compromiso que hiciéramos durante toda la campaña: expandiremos los derechos sociales y lo haremos con responsabilidad fiscal, lo haremos cuidando nuestra macroeconomía. Lo haremos bien y aquello permitirá mejorar las pensiones y la salud sin que haya que retroceder en el futuro.
 
Tendremos un Congreso equilibrado, lo que significa a su vez una invitación y una obligación de dialogar. Yo honestamente lo veo como una oportunidad para volver a encontrarnos, para unirnos en grandes gestas por el bienestar de nuestra patria, para lograr amplios y duraderos acuerdos que mejoren la calidad de vida de nuestros compatriotas.
 
Confío en la responsabilidad de todas las fuerzas políticas de mantener las diferencias en el marco de las ideas, poner siempre por delante el bien común y rechazar de manera clara y sin ambigüedades la violencia en política y en nuestra vida en sociedad. Sepan que en mí, encontrarán un presidente abierto a escuchar y a incorporar distintas visiones, siendo también receptivo a las críticas constructivas que nos ayuden a mejorar.
 
Hoy es un día de mucha felicidad, pero sobre todo de mucha responsabilidad, el trabajo que tenemos por delante es enorme, y nos necesitamos a todos y a todas. Tenemos que seguir siendo uno, tenemos que seguir encontrándonos para llevar adelante los cambios que el país tanto necesita. Así lo haremos, gobernando con todas las personas. Sumando ideas, abriendo puertas, tendiendo puentes. Así iremos, paso a paso, construyendo la patria justa poco a poco, día a día.
 
Lo distinto con la izquierda populista y anquilosada
 
El chileno habla de humildad, cosa que contrasta con la arrogancia y soberbia que es común a los populistas de izquierda. Habla también de la importancia de cuidar y hacer avanzar a la democracia frente a quienes la atacan; de lo esencial que es escuchar y estar abierto a la crítica frente a los populistas que se niegan oír a los otros. Boric defiende la unidad y los acuerdos frente a quienes sostienen que sólo vale lo que dicen y permanentemente descalifican a quienes no piensan como ellos. 
 
Mientras los populistas de izquierda en Latinoamérica excluyen a quienes piensan distinto y se dedican de tiempo completo a polarizar la sociedad, para el presidente electo de Chile nadie se puede quedar atrás. Habla de la importancia de profundizar las libertades frente a quienes todos los días las violentan y restringen. Sostiene la necesidad de trabajar en equipo con todos los sectores sociales y no encerrarse en su trinchera partidaria, actitud propia de los populistas de izquierda.
 
Boric Font enfatiza la necesidad de las alianzas; de acercar la mirada y de colaborar con todos los actores sociales, incluidos los empresarios. Para los populistas que se dicen de izquierda, en marcado contraste, sólo existen sus ideas y sus seguidores. Los demás son enemigos. El chileno celebra la existencia de un congreso equilibrado, que obliga al diálogo. Los populistas se proponen controlarlo y manejarlo a su antojo.

En la pluralidad política Boric ve una gran oportunidad donde los populistas, de mentalidad totalitaria, no ven otra cosa que un defecto. Se dice abierto a escuchar e incorporar las distintas visiones, a diferencia de los populistas, quienes descalifican —e incluso encarcelan y matan— a quienes ven el mundo de otra manera. El chileno señala la necesidad del encuentro entre todas y todos. Los populistas solo reconocen a quien se les someten. Habla de ir paso a paso, de gradualidad, respetando las conquistas del pasado; los populistas, por su lado, pretenden transformarlo todo de un día para otro, y en el camino destruyen lo que ya se había alcanzado. 
 
El nuevo presidente de Chile ha despertado enormes expectativas a nivel de América Latina, pero también en otras latitudes. Valdrá mucho la pena seguir el desarrollo de su gobierno con atención.