Con un llamado a la unidad, el presidente Andrés Manuel López Obrador celebró que, como resultado de las negociaciones entre los gobiernos de México y Estados Unidos, no se aplicarán aranceles del 5% a las exportaciones mexicanas, además de que los representantes del gobierno estadounidense se comprometieron a apoyar el plan de desarrollo en Centroamérica como medida para atender las causas de la migración.

Al encabezar un acto por la defensa de la dignidad nacional y en favor de preservar la amistad con dicho país en Tijuana, Baja California, anunció que los pasos posteriores son el cumplimiento puntual de los compromisos establecidos en el diálogo bilateral.

 

“Reafirmamos nuestro compromiso de contribuir a evitar que los migrantes atraviesen el territorio nacional para alcanzar el de Estados Unidos, pero jamás lo haremos violando los derechos humanos de los viajeros, empezando por el derecho a la vida”, subrayó el mandatario. (lopezobrador.org.mx)

 

Así terminaba la más reciente crisis en la relación entre México y Estados Unidos y el presidente enviaba mensajes desde Tijuana: “Si a pesar de nuestras diferencias actuamos todos juntos sin odios, con honestidad, humanismo y sentido de la justicia, seremos más fuertes en el concierto de las naciones, capaces de remontar cualquier adversidad para consumar el gran objetivo de construir una patria nueva, próspera, pacífica y fraterna en la que reine por siempre el bello ideal del bienestar y la felicidad del pueblo”.

Además, expresó su admiración por el trabajo profesional, político y diplomático de la delegación mexicana encabezada por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, que estuvo a cargo de las negociaciones.

Ese fue otro mensaje que reforzó el que ya habíamos entendido cuando envió a Ebrard como jefe de una misión que si bien tenia definición diplomática porque el tema implicaba la relación México - Estados Unidos, también tenía un tema económico, los aranceles; y uno, tal vez el principal, de asuntos migratorios.

Marcelo Ebrard en 2002, fue nombrado por Andrés Manuel López Obrador, entonces jefe de gobierno de la Ciudad de México, Secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal tras la renuncia de Leonel Godoy al frente de esta dependencia. En 2005 fue nombrado por López Obrador Secretario de Desarrollo Social en la ciudad. El apoyo que López Obrador otorgó a Ebrard levantó opiniones acerca de la predilección del gobernante de la ciudad por la candidatura del secretario.

En 2005, Ebrard recibió el respaldo de una parte del PRD - partido al que ya se había afiliado - para lanzarse a la candidatura al gobierno de la ciudad. Posteriormente renunció a su cargo como Secretario de Desarrollo Social y comenzó su precampaña. Los otros aspirantes a ocupar el cargo, Pablo Gómez, Jesús Ortega y Demetrio Sodi, criticaron la postulación de Ebrard porque - según ellos - no representaba los principios ideológicos del partido, posición a la que se adhirió el líder histórico Cuauhtémoc Cárdenas. Pero Ebrard logró construir una imagen de gran favorito entre los simpatizantes del PRD, por lo que sus opositores en el partido -excluyendo a Sodi, que renunció al PRD- decidieron unirse y lanzar una precandidatura común. 

Sus detractores señalaron la intromisión de López Obrador en su precandidatura. Finalmente, en diciembre de 2005, Ebrard ganó a Jesús Ortega la candidatura del PRD al gobierno de la Ciudad de México y fue reconocido como candidato por todo el partido. En su campaña se dijo siempre continuador del programa de gobierno de López Obrador. En las elecciones del 2 de julio de 2006 contendió contra la priísta Beatriz Paredes Rangel, contra Demetrio Sodi, ex perredista candidato por el PAN, contra Alberto Cinta de Nueva Alianza, y contra Gustavo Jiménez Pons del Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina.

En su campaña enfatizó la necesidad del triunfo de López Obrador a nivel nacional para alcanzar mayores logros en la ciudad. En 2006, Marcelo Ebrard fue electo Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, con una ventaja sobre su principal contrincante de más de 1 millón de votos.

López Obrador, entre otras cosas, aprovechó la crisis para fortalecer, en México y el país vecino, la imagen de Marcelo Ebrard. Pero ¿para qué? Seguramente para lo que se ofrezca.

José Vega Bautista

@Pepevegasicilia

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