Quisiera compartirles lo que yo he vivido, observado en estos 10 meses, porque efectivamente la 4T, como tal, como un conjunto claro y acabado de objetivos, no existe; por el contrario, este gobierno de la 4T está lleno de contradicciones y éstas se expresan concretamente en luchas de poder al interior del gabinete, que yo lo he notado en varias líneas, dijo el secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Víctor Manuel Toledo Manzur.

Argumentó, entre otras cosas, que uno de los principales conflictos se da en la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), encabezada por Víctor Villalobos, porque en Medio Ambiente pretenden llegar a la agroecología, mientras que la Sader busca los agronegocios: “Tratan de imponer, digamos, toda la visión que impera en el mundo para grandes corporaciones”.

Además, el jefe de la Oficina de Presidencia, Alfonso Romo, bloquea toda la línea ambiental. Toledo platicó que Romo lo ha convocado a tres reuniones con Villalobos para presionarlo, “porque estuvo el problema del glifosato; Semarnat logró detenerlo, es el principal veneno, el principal plaguicida, y ya tuvimos que hacer reuniones para negociar, porque la respuesta de Sader, del gobierno norteamericano, de 20 embajadas en México, contra lo que hicimos en Semarnat ha sido apabullante”. El tema del algodón transgénico también generó diferencias con la Sader, según lo expresado por Toledo.

 

Y, de igual forma, aseguró que la controversia por la construcción de la cervecera Constellation Brands en Baja California también generó diferencias entre la Semarnat y la Secretaría de Gobernación.

Al parecer, para el presidente Andrés Manuel López Obrador, las expresiones críticas del secretario Toledo están dentro de la nueva normalidad. “En nuestro gabinete hay libertad y discrepancias, no pensamiento único, y se da la libertad para que todos opinen. Desde luego, yo soy el responsable del resultado final, quien decide; los secretarios no son responsables de las determinaciones.” Señaló al respecto.

Y, en su estilo didáctico, recurrió a la historia evocando al gabinete de Benito Juárez: “le presentaban la renuncia constantemente. Imagínense las diferencias entre liberales, moderados y radicales. Se enfrentaba Comonfort, moderado, con Ocampo, radical. Ocampo escribió una vez que Comonfort quería resolver las cosas con apretones de mano, cuando lo que se necesita son apretones de pescuezo”.

La realidad es que Andrés Manuel López Obrador, en aras de ganar la presidencia, formó un partido político y un movimiento al que se unieron una mezcla de personas con distintos y, a menudo, opuestos puntos de vista, criterios filosóficos, premisas teóricas y valoraciones éticas y políticas, con la única coincidencia que era la toma del poder. El carácter relativo de esta unidad se manifiesta ahora, asimismo, en que los contrarios jamás coinciden plenamente.

Hoy, en el ejercicio del poder, López Obrador ha mostrado lo que realmente quiere como proyecto de nación y, por lógica, no es necesariamente lo mismo que desean los que se le unieron cuando el único proyecto estaba basado en su aspiración al poder. Al poder como nexo para la consecución de otros fines (idealistas o egoístas) o al poder por el poder, para gozar del sentimiento de prestigio que él confiere.

Al estar la política, en su finalidad, vinculada por necesidad interna a valores y por esto al deber ser, la política tiene una relación intrínseca con la ética. La ética política y del político, sin embargo, es la “Ética de la Responsabilidad” y no la “Ética de la Convicción”. La responsabilidad de los propios actos respecto al grupo social que gobierna y los fines cuya realización aspira para el presente y para el futuro. Responsabilidad racional de medios y consecuencias.

El actual gobierno vive todas esas discordancias derivadas del carácter ecléctico de sus componentes, lo que implica siempre navegar en un mar de contradicciones internas, pues todos ellos tienen su lado positivo y su lado negativo, su pasado y su futuro, su lado de caducidad y su lado de desarrollo; la lucha entre lados contrapuestos, la lucha entre lo viejo y lo nuevo, entre lo que agoniza y lo que nace. 

Ése es ahora el trabajo del presidente López Obrador, a la política como asunto de voluntad, se suma ahora el poder como probabilidad de imponer la propia voluntad aún contra toda resistencia. 

José Vega Bautista

@Pepevegasicilia

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