Rubén Aguilar Valenzuela

Edificio

 

En la colonial el pre­dio del mer­ca­do es­tu­vo ocu­pa­do por el Co­le­gio de In­dios de San Gre­go­rio. A me­dia­dos del si­glo XIX se con­vir­tió en el Co­le­gio Na­cio­nal de Agri­cul­tu­ra y más tar­de en Co­le­gio Mi­li­tar y en es­cue­la pa­ra hi­jos de obre­ros.

 

El diseño del mercado es del arquitecto Antonio Muñoz García y en 1934 fue construido como prototipo de lo que debería ser un mercado moderno. La superficie es de 12 450 metros cuadrados. Como propuesta innovadora incluyó: guardería, auditorio, biblioteca y centro juvenil.

 

El arquitecto utilizó varios estilos como el Art Dé­co, el funcionalismo  y el neo­co­lonial presente en la fachada. Dice Eli­za­beth Fuen­tes Ro­jas, que ha estudiado la obra, que: "El afán de res­pon­der al pro­gra­ma de la Re­vo­lu­ción mar­có el to­no grandilocuente de la cons­truc­ción que fi­nal­men­te con­gre­gó una mez­cla o  emplastamiento de es­ti­los, lo cual ha cons­ti­tui­do una de las con­ti­nuas crí­ticas a es­te edi­fi­cio".

 

Elemento notable en el diseño del edificio fue la decoración de paredes y techos con murales en un proyecto coordinado por Diego Rivera en la que participaron diez artistas.

 

Los murales

Los artistas que se contrataron son: Los mexicanos Mi­guel Tzab,  An­to­nio Pu­jol, Ramón Al­va Gua­da­rra­ma, Án­gel Bra­cho, Raúl Gamboa y Pedro Rendón. Y los estadounidenses Pa­blo O'Hig­gins, las her­ma­nas Gra­ce y Ma­rion Green­wood e Isamu No­gu­chi, de padres japoneses.

 

El proyecto original contemplaba se pintaran 3200 metros cuadrados de murales con el propósito de "acercar el arte al pueblo". Cada artista recibiría 13.50 pesos mexicanos (3.75 dólares en esa época) por cada metro cuadrado pintado. Noguchi no cobró.

 

En la primera parte del proyecto se pintarían 1500 metros cuadrados y los otros en una segunda parte. Cuando se terminó la primera, los artistas solicitaron la renovación del con­tra­to como estaba estipulado para ter­mi­nar la to­ta­li­dad de los murales. El je­fe del De­par­ta­men­to Cen­tral no la au­tori­zó.

 

El secretario de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), Ju­lio de la Fuen­te, diri­gió una car­ta al pre­si­den­te de la Re­pú­bli­ca donde denunciaba que los tra­ba­jos de los ar­tis­tas habían sido sus­pen­di­dos y pe­día su rea­nu­da­ción. La LEAR se quejó públicamente del incumplimiento y protestaba que se pusiera como pretexto que se ca­recía de re­cur­sos eco­nó­micos pa­ra con­ti­nuar la obra.

 

Así, solo se pintaron 1450 metros cuadrados de espacio, entre paredes y techo. Los murales desarrollan temas sociales que el gobierno quería promover y también dan cuenta de las preocupaciones sociales de los artistas. Está presente la lucha en contra de la discriminación racial, contra del fascismo, el militarismo y la guerra.

 

Los murales se encuentran en paredes y techos de las entradas principales, vestíbulos, patios y pasillos del mercado. A riesgo de alguna imprecisión los títulos y autores son: Los Mercados, Antonio Pujol; Influencia de las vitaminas,  Ángel Bracho; Los Alimentos, Pedro Rendón; Escenas populares, Ramón Alva Guadarrama;  Las Labores del Campo, Grace Greenwood; La Minería, Marion Greenwood; Los Problemas del obrero, Pablo O`Higgins; La Industrialización del campo, Raúl Gamboa; Los mercados, Mi­guel Tzab; Albert Einstein, E = mc² (relieve), Isamu Noguchi

 

Restauración

En 2009, después de 75 años, los murales fueron intervenidos para restaurarlos. En esos años sobre ellos había pasado el tiempo, los terremotos, la humedad, el descuido y el vandalismo. El trabajo duró dos años.

 

Cuando estos iniciaron prácticamente todos los murales mostraban algún grado de daño. Los murales pintados por Pablo O'Higgins, en una de las entradas, estaban en buenas condiciones por encontrase en el techo y en la parte superior de una de las paredes altas.  

 

El mural más dañado era Influencia de las vitaminas de Ángel Bracho, con más de 50 por ciento afectado sobre todo por humedad. La pared con el mural de Marion Greenwood tenía una agrietada debido al terremoto de 1985. El resto de las pinturas presentaban diverso tipo de daños.

 

La asociación de comerciante, que reúne a 300 de estos, instaló pantallas de acrílico sobre varios de los murales para protegerlos, pero el Gobierno de la Ciudad afirmó que estas no dejaban que los murales "respiraran" y podría causar daños, por lo que fueron retiradas.

 

Comentario

En 1934 se construye el mercado Abe­lar­do Ro­drí­guez, como un modelo a seguir de lo que deberían de ser estos espacios públicos. Como parte de su diseño se incluyó la decoración con murales. En la idea de "acercar el arte al pueblo". Diego Rivera fue el coordinador.

 

Es la propuesta más cercana o acabada de hacer realidad la idea de que el pueblo estuviera en contacto con el arte. Impresiona ver los murales en medio de los puestos del mercado. Son grandes obras de arte. La restauración de 2009-2011 los rescató del deterioro. El lugar donde están exige un mantenimiento permanente.

 

Hoy los murales mejor conservados, por  estar en un segundo nivel y no ser zona de venta son: Las Labores del Campo, de Grace Greenwood; La Minería, de Marion Greenwood, y Albert Einstein, E = mc² (relieve), Isamu Noguchi. Este último es un mural valorado en millones de dólares.

La zona céntrica donde se encuentra el mercado, con fama de insegura, hace difícil la visita. Es un sitio desconocido para muchos habitantes de la Ciudad de México, del país y turistas extranjeros.

 

El mercado está en plena actividad lo que no favorece la conservación de los murales y tampoco el poder verlos con cuidado. Algunos están dentro de puestos. Es difícil diseñar una alternativa que permita el funcionamiento del mercado, el mantenimiento de los murales y el poder verlos con cuidado.

 

Una posibilidad es cerrar los puestos donde se encuentran murales. El gobierno de la Ciudad de México y las autoridades federales de cultura deberían promover la visita al mercado para ver los murales. Vale mucho la pena.