Xavier Díez de Urdanivia

A toda acción corresponde una reacción igual, colineal y en sentido contrario, dijo sir Isaac Newton, y si eso es válido para la física, no lo es menos en la política.

Una muestra se puede encontrar en la aparición del movimiento que se presenta como Frente Nacional, formalmente, aunque proliferan las referencias a sí mismo como Frente Nacional Anti-AMLO.

Su propósito primero –y primordial– es, “buscar la dimisión de Andrés Manuel López antes de noviembre 30 del 2020, usando herramientas jurídicas, mediáticas y sobre todo de presión social”, según su propia declaración (https://frena.com.mx/estrategia-del-frente-nacional/, consultada el 4 de julio de 2020).

De acuerdo con información en dicha página, la base de sus estrategias y tácticas “está fundamentado (sic) en el experto más reconocido en el mundo de como ir de una dictadura a la democracia”, en referencia expresa a Gene Sharp, un profesor y politólogo estadunidense que dedicó buena parte de sus años finales al estudio del combate “no violento” al poder.

Su libro “insignia” es Politics of Nonviolent Action, publicado en 1973 por Horizon Books, pero el que sirve de referencia al movimiento de que se trata es De la Dictadura a la Democracia, una especie de resumen de sus ideas, con tintes de manual para la acción, publicado en 2003 por la Institución Albert Einstein, en castellano, aunque ya lo había hecho 10 años antes en Bang-kok, con diversos patrocinios.

Curiosamente, este libro ha visto también la luz en Serbia, Indonesia y Tailandia, mientras que se ha traducido a ocho idiomas.

Existe, además, una versión en PDF, auspiciada por la Institución Albert Einstein, con esta leyenda: “Todo el material que aparece en esta publicación es del dominio público y se puede reproducir sin el permiso de Gene Sharp. Se agradece mención de la fuente”.

Creo relevante lo dicho porque no en balde se vincula a Sharp con movimientos como “la primavera árabe”, el que derrocó a Milosevic y, en general, con aquellos que genéricamente se conocen como “revoluciones de colores”, por el hecho de que suelen asumir uno como emblema.

La institución mencionada, inclusive, se ostenta como “una organización sin fines de lucro fundada por el doctor Gene Sharp en 1983 para avanzar en el estudio y uso de acciones estratégicas no violentas en los conflictos”, y se manifiesta comprometida “con la defensa de la libertad, la democracia y la reducción de la violencia política a través del uso de acciones no violentas”.

Asume por objetivo “entender la dinámica de la ‘acción no violenta’ en los conflictos, para explorar su potencial político y comunicarlo a través de medios impresos y otros medios, traducciones, conferencias, consultas y talleres”.

Como se ve, no es extraño que reiteradamente se haya acusado a Sharp de actuar al amparo de agentes políticos con intereses globales, aunque también fue varias veces propuesto para el Nobel de la Paz.

En regreso al contexto mexicano contemporáneo cabe preguntarse si la situación en nuestro país es equiparable a la que imperara en los países que tuvieron al pensamiento de Sharp por vector de lo que él dio en llamar “golpe blando”, si el riesgo de serlo es inminente, o si existen alternativas distintas de las que ofrece el llamado Frente Nacional, porque no es claro –“por motivos de seguridad”, dice– lo que propone.

De hecho, ofrece que, al éxito “de la primera etapa, continúa el preparar un candidato para las nuevas elecciones “unificado” (sic) que sea arropado por todos los partidos de oposición como deseo “único del pueblo México” (sic), y en una etapa 3, la “reconstrucción nacional (sic); como gran conglomerado de ciudadanos organizados ser el órgano supremo de vigilancia, conducción del destino para un México Nuevo”.

Aun en desacuerdo, y hasta oposición, con las acciones y las políticas presidenciales, resulta difícil concordar con un movimiento que se manifiesta con tales niveles de opacidad, no exento de arrogancia en algunas de sus directrices, y que muestra desdén por las vías que establece el derecho.